Este 5 de mayo de 2015, escribe Javier Benegas en Vozpópuli una columna titulada ‘Susana Díaz y el acabose’ en la que arranca diciendo:
Ayer, Susana Díaz, con su primer debate de investidura nos reveló con una nitidez cristalina la sagrada misión del político profesional de nuestros días: no dejar nada sin tocar, ni recoveco alguno donde derramar generosamente el presupuesto, ese dinero público que no es de nadie, y menos aún de quien lo presta movido por la avaricia.
Añade que:
En resumen, el discurso de Díaz fue el ejemplo palmario, descarnado, de cómo la política española y los pocos escogidos que la practican son hoy por hoy el principal obstáculo para la transformación de la sociedad española, condenada como está, y al parecer, con gusto, a vivir en la minoría de edad permanente, en esa subvención perpetua y cutre del Estado y las diferentes administraciones territoriales, dentro de las cuales la parte del león del presupuesto se la come la burocracia y demás entes intangibles.
Y concluye que:
Así que tomen nota, porque esta es la «sociedad igualitaria» de la que hablaba ayer una tal Susana Díaz Pacheco, cuyos méritos nadie conoce, pero que si Dios no lo remedia será investida Presidenta de esa Junta que hace tiempo habría que haber disuelto en favor de una gestora.