David Gistau

«Cómo no imaginar ahora a Rajoy pegando collejas con música de Benny Hill a todos»

"Cómo no imaginar ahora a Rajoy pegando collejas con música de Benny Hill a todos"
David Gistau. PD

David Gistau filosofa en su columna sobre la colleja de Mariano Rajoy a su hijo tras definir como «basura» los comentarios de Manolo Lama en un conocido videojuego:

A Ignacio Camacho lo tiene escamado la estrategia de los políticos para «humanizarse» en televisión mediante trepidantes actividades que parecen las de una quincena de vacaciones en el Club Med: ping-pong, tirolina, «rallies», bailes, karaoke, cursos de cocina, bicicleta, fútbol e incluso sexo, ya que la alcaldesa Carmena se nos ha humanizado, tal vez demasiado, mediante el elogio de su clítoris y la renuncia, ignoro si programática, a encontrar el punto G. Era verdad lo del posibilismo de Podemos: por qué atascarse en la utopía del punto G disponiendo de la certeza del clítoris. ¿Se refería a esto Iglesias cuando corrigió sus vehemencias revolucionarias al decir que el cielo se asalta tocando el timbre?

Recalca que:

Pese a todos estos intentos en los que a veces corre peligro la integridad física del candidato, el único momento en que de verdad hemos contemplado la humanización de un político profesional fue la otra noche cuando el hijo de Rajoy dijo en COPE que las narraciones de Lama son «una basura» y Rajoy le arreó una colleja (a su hijo, no a Lama). Fue una colleja antigua y españolísima, como las de don Pantuflo, una colleja de clase media que determina el único instante de toda la legislatura en que hemos visto ser espontáneo a un político que en sus discursos se ufana de haber doblado hierático el Cabo de Hornos. Cómo no imaginar ahora a Rajoy pegando collejas con música de Benny Hill a todos, políticos de la oposición y tertulianos, cuantos no compartimos la emoción de su propio gol relatado, el de la recuperación y la intervención evitada. Rosa Díez y Pdr Schz se le sentaban demasiado lejos en el hemiciclo, pero ahora sabemos que todas las frases desdeñosas que les dirigió, las de su supuesto brío parlamentario, fueron en realidad collejas por otros medios.

Y sentencia:

Con lo boba y lo cursi que salió la niña de Rajoy durante aquella campaña de 2008, y hete aquí que el niño de Rajoy es un Beavis & Butthead inesperado, desinhibido como nuestros propios hijos, que humaniza al padre sin el riesgo de lesión de la tirolina. Andaban los guapos por las teles diciéndose sexis y dando rienda suelta a su narcisismo de hacedores de la Segunda Transición, y resulta que el «hit» electoral va a ser la colleja de Rajoy. Ahí tiene el presidente un «gag» para repetirlo durante toda la campaña, igual que Iceta cuando hizo el descubrimiento de bailar Queen. Pobre niño, con su éxito de una sola frase. Lo veo en todos los mítines, en los más remotos pueblos a los que vaya el candidato a arrancar votos. Expondrá Rajoy su fría pedagogía de la recuperación, pero el público le hará ¡buuuu! y pedirá al niño, ¡que salga y diga lo de Lama! Entonces caerá la colleja, seguida de un golpe de platillo en la batería como cuando eran subrayados los chistes del «rat-pack». Hala, veinte mil votos por colleja. Dos semanas de campaña son demasiadas collejas. Tal vez en esto, como en los debates, pueda hacer Soraya Sáenz de Santamaría de doble para las escenas de acción.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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