Fermín Bocos

Venezuela, donde escasea tanto la comida como la libertad

Venezuela, donde escasea tanto la comida como la libertad
Protestas en Venezuela Agencias

La política tiene una componente inevitable de espectáculo y teatro. A veces es cómico, otras dramático. Todo lo que estos días se relaciona con Venezuela entra dentro de este segundo registro.

Es un drama. La situación de emergencia social (la mal llamada crisis humanitaria) que cursa en forma de penurias de todo tipo: desde desabastecimiento de productos alimenticios básicos a carencias de fármacos en los hospitales.

Por no hablar de la inusitada violencia que asola el país. Aunque el Gobierno Maduro oculta las estadísticas de homicidios, se sabe que más de veinticinco mil personas fueron asesinadas en el año 2014.

Muertes casi todas relacionadas con robos o intentos de robo. A la inhóspita situación social contribuye la desastrosa gestión económica del Ejecutivo bolivariano.

Es un lugar común recordar que Venezuela tiene una de las mayores reservas de petróleo del mundo, amen de ingentes depósitos de minerales y otras materias primas pero el país está al borde del colapso económico con el bolívar por los suelos y una inflación galopante.

Si económicamente la situación parece insostenible, también lo es la tensión política que amenaza la estabilidad de la República.

El país está dividido. La oposición al Gobierno chavista tiene mayoría en el Parlamento, pero el Gobierno utiliza los resortes del Estado (sobre todo el Tribunal Supremo) para torpedear las iniciativas parlamentarias encaminadas a controlar sus actuaciones.

El enfrentamiento más sonado, el llamado a ser trascendente para el futuro del país, gira alrededor del famoso referéndum revocatorio. Un procedimiento implantado en tiempos de Hugo Chávez como instrumento legal para, en caso de disconformidad grave con la gestión presidencial, poder destituir al inquilino del Palacio de Miraflores (sede de la Presidencia de la República) sin tener que aguardar a la convocatoria de nuevas elecciones. En su día Chavez presentó esta ley como una conquista del «poder popular».

El devenir de los acontecimientos políticos ha dado pie a la paradoja de que es la oposición democrática la que quiere utilizar este instrumento legal para deshacerse de Nicolás Maduro.

Un presidente que se resiste a convocar el referéndum y contra programa declarando el estado de sitio para hacer frente a la amenaza fantasma de un supuesto complot internacional para invadir Venezuela y acabar con el chavismo. Complot que solo esta en su cabeza.

Esta es la Venezuela que se ha encontrado el esforzado Albert Rivera a su llegada a aquél entrañable país. Hace bien en denunciar que el pueblo venezolano no se merece estar bajo la férula de un orate. El diagnóstico es de José Múgica, ex presidente de Uruguay.

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