Gabriel Albiac

«Los ciudadanos españoles no han votado a Rajoy, ni a Sánchez, ni a Rivera. Han votado contra Iglesias»

"Los ciudadanos españoles no han votado a Rajoy, ni a Sánchez, ni a Rivera. Han votado contra Iglesias"
Gabriel Albiac. PD

Gabriel Albiac detalla en su tribuna como muchos de sus vecinos de zona, un barrio del centro de Madrid, respiraban aliviados por el palo que se había llevado el 26-J el populismo de Podemos en las urnas:

En Venezuela, Nicolás Maduro conmina al Tribunal Supremo a «abolir» el Parlamento. No es impensable que lo consiga. En Venezuela, el populismo ha ido erosionando, el sistema de garantías y división de poderes: el Supremo es hoy un brazo ejecutivo del chavismo; hará lo que desde la Presidencia de la República se le ordene. De momento, un poder ha logrado sobrevivir: ese Parlamento en precario, a la espera de ser fulminado. Maduro tratará de culminar su golpe en plazo muy breve. Es una guerra contra el reloj entre libertad y despotismo. Los populistas de Maduro despliegan la estrategia básica de las dictaduras: disolver el poder legislativo.

Aclara que:

De ese riesgo nos libraron las urnas del domingo pasado en España. Por el momento. En estos tres últimos días, todos hemos asistido a una reacción ciudadana que, al menos para mí, era por completo imprevisible. En un barrio popular del centro de Madrid como es el mío, gentes que jamás habían cruzado una palabra acerca de política repetían el mismo respiro de alivio: «¡Uf, de la que nos hemos librado!». Enseguida, comenzaban a explicarte que nada detestaban más en esta vida que a los dos grandes y corruptos partidos. «Pero, por más que los deteste, no voy a ser tan imbécil como para disparar contra mi propia cabeza». Y el tópico se repetía: «He votado, tapándome la nariz. Pero era el único modo de evitar que el desbarre de Carmena se transforme en el desbarre de toda España. Mejor el asco que la ruina. He hecho el esfuerzo de mi vida, imponiéndome votar a gentes a las cuales detesto, para barrer a gentes que sencillamente me dan miedo, a gentes que sé que se llevarían todo por delante…». No recuerdo haber asistido a una reacción de sensatez ciudadana así desde que en España existe la democracia.

Si no entienden eso, los grandes partidos constitucionalistas habrán empezado a sembrar un aún mayor desastre. Y, de una inesperada victoria, pasarán a la derrota más penosa. Los ciudadanos españoles no han votado a Rajoy, ni a Sánchez, ni a Rivera. Han votado contra un Iglesias, del cual saben que tan sólo puede venirles la pérdida de derechos y la segura ruina. Y no les ha sido fácil asumir que no había ya otra alternativa. Odiaban a todos: es lo que los resultados de diciembre manifestaron. Ahora, estas elecciones de junio han seguido la lógica de una segunda vuelta: se acabó el momento pasional y hay que optar por lo menos malo frente a lo pésimo. Lo pésimo: el populismo. Los ciudadanos no han votado al PP, ni al PSOE, ni a C’s. Han votado contra el liberticidio de Maduro, han votado contra los asesinos de homosexuales y mujeres en Irán, han votado contra las formas más odiosas de la barbarie… O sea, han votado contra los amigos financieros de Pablo Iglesias.

Concluye que:

El mensaje es ahora nítido: el sistema constitucional español ha envejecido lo bastante como para que sea necesaria una importante puesta a punto. La ley electoral -llena de agujeros y desigualdades en la correspondencia en escaños del voto- debe ser reformada. La autonomía del poder judicial, restablecida. El régimen de autonomías, por completo revisado. Los ayuntamientos que fueron regalados a populistas minoritarios -Madrid, en primer lugar- deben ser recuperados. Y los protagonismos -y, todavía más, los odios- personales deben ser pospuestos para momentos menos críticos. Estamos en una emergencia. Y, si los partidos democráticos hacen oídos sordos a lo que la ciudadanía les ordena, la próxima ofensiva populista puede ser la definitiva.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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