Rafael Reina

¿El problema de Sánchez? Su niñez

¿El problema de Sánchez? Su niñez
Rafael Reina. PD

Sin dejar a un lado, que lo más importante es la situación de España, el estancamiento del gobierno en funciones, lo cierto es que el problema de PSOE, que está llegando ya a límite de hartazgo equivalente al de la incertidumbre actual, es un problema grave para el País y es un problema que está en el mismo sectarismo interno y oculto del partido. Cuando en un consejo de administración de una empresa, los consejeros no se atreven a dar su opinión sin perjuicio de ser penados, cuando la dirección de una empresa, no admite discrepancias dentro de su seno, los días de la empresa están contados y eso es general para cualquier organización,

Los miembros del comité del PSOE no se atreven a decir lo que piensan, «porque lo corren a gorrazos» y eso es cierto porque se ha comprobado en las redes. Si eso es un problema enquistado en el PSOE o es algo que ha implantado Pedro con su llegada (parece que así es), no merece discutirlo ahora, lo que sí es imprescindible es que se aclaren las posturas entre ellos y que lo puedan hacer con libertad y sin coacciones de ningún tipo.

Una votación secreta es una solución, evitaría los miedos y serviría para fomentar la confianza entre los miembros, sacaría al PSOE de su disyuntiva y permitiría aprobar o cambiar el calendario propuesto, (me imagino que tendrán una urna y papel para votar). Incluso nombrar un interlocutor valido para negociar una abstención (digo NEGOCIAR), con el PP.

La continuidad del Secretario General es más simple; en el mundo real; no en la burbuja de la política, un gestor que gestiona una empresa con esos resultados, no dura ni seis meses y no vale escudarse en que la Directiva me dijo que lo hiciera.

Un gestor que se precie de serlo, estudia las directrices de la dirección, encuentra las desviaciones, busca la soluciones posible, advierte de los riegos de cada una de ellas y lo presenta en su informe ante el consejo de administración, pero no da el SI por respuesta y tiene una carta en la manga para sacarla como la «única solución» del último minuto.

Un gestor así, sale por la puerta de la empresa y no encuentra otro trabajo de dirección en lo que le queda de vida. Pedro Sánchez, no es un gestor de la calidad adecuada para ser el Secretario General de un partido como el PSOE y gracias a Dios no creo que llegue a ser Presidente del Gobierno, que ni pensar quiero en lo que pasaría si llegara a serlo.

Pero hay dos culpables del fracaso de Pedro: Uno es comité que lo nombro en su dia, (que no tienen excusa por cierto); habiendo salido de un presidente como Zapatero, artífice y/o responsable de la catástrofe económica de España (Si, Si, fueron muchos países, pero podía haber sido amortiguada como hicieron otros paises). En el caso de Zapatero; la Comisión Ejecutiva debía haber vigilado (como dice sus funciones); el desarrollo del gobierno, debía haber vigilado su actuación y haberlo corregido a tiempo, pero me da la impresión que estaban todos muy preocupados en sacar provecho de la «Burbuja».

Y con el caso de Pedro, exactamente igual, no han estado vigilantes de las desviaciones y no han actuado a tiempo… ¿por los gorrazos? – ¿Por deslealtad y qué esperaban al fracaso? – Como quiera que sea no han actuado bien ni han hecho su trabajo profesionalmente.

Otro causante del fracaso de Pedro; (con todo el respeto y desde un punto analítico exclusivamente), fue su padre… Según Pedro, su padre le enseño que las dos cosas que no debía abandonar eran su palabra y sus convicciones.

Sin lugar a duda, nuestra palabra debe ser nuestra tarjeta de presentación y nuestro lema de conducta. Pero a las convicciones; debería haberle añadido que cuando se está en política, las convicciones no se pueden anteponer a los acuerdos, que deben ser la guía de su actuación; pero que en política, hay que ceder aquí para ganar acá y eso requiere aparcar nuestras convicciones, dejarlas a la entrada del edificio.

En la vida privada, uno puede tener convicciones y puede exponer su dinero en ellas, pero también cuando se trabaja para otro, con el dinero de otro, son las «convicciones» del que paga las que mandan y si no te gustan, se suele poder salir por la misma puerta que se entra.

Tener a millones de personas pasando hambre; porque tienes la convicción de que la gente no debe pasar hambre… o no piensas lo que estas haciendo o lo que estas defendiendo no son tus convicciones. En ambos casos, menos mal que no parece que vaya a ser el Presidente del Gobierno.

¡Catastrofico!!!!

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