Manuel del Rosal

La vagina de Donald Trump y las nalgas de Pablo Iglesias

La vagina de Donald Trump y las nalgas de Pablo Iglesias
Manuel del Rosal García. PD

No, no se trata de que Trump tenga vagina, bastante es ya el careto que la naturaleza le ha dado. Tampoco va de las nalgas de Pablo Iglesias, que te puedes imaginar cómo serán desde el punto de vista estético y rijoso, pero eso sí, son las dos de izquierdas y moldeadas con la hoz y el martillo.

A Trump se le ha llenado la boca con la vagina de las mujeres y Pablo Iglesias babeaba solo con pensar en azotar a Mariló Montero. Cada uno ha expresado lo que merodea en su subconsciente: Trump agarrar una vagina y Pablo Iglesias montarse un numerito sado- maso vestido de cuero negro bien reluciente y cadenas, y enarbolando una buena fusta.

En el momento en que te sientes libre y relajado, bajas la guardia y te muestra tal como eres, en estos dos casos, como dos cerdos. Luego viene el rectificar lo que ya no puede rectificarse.

Trump y Pablo son dos personajes públicos. Cada uno lo es por distintas razones. Trump porque es ordinario, prepotente, vomitivo y siniestro. Pablo Iglesias casi por lo mismo, sobre todo por lo de siniestro.

«A las mujeres puedes agarrarlas por la vagina» Nada voy a decir sobre el impacto que esta «maravillosa» frase que sobre las mujeres ha dicho el que puede ser presidente de la nación más poderosa del mundo, ha causado en Estados Unidos. Haya ellos. Sin embargo, si quiero decir algo sobre el impacto que aquí han causado. Lo más bonito que le han colocado a Trump ha sido machista, se pueden imaginar los otros adjetivos que se le han dedicado. Una tormenta mediática ha caído sobre Trump aquí en España. No se recuerda nada igual desde el día del cometa.

Escritores, políticos, intelectuales, analistas, presentadores y presentadores de televisión; todos, todos y cada uno de los que trabajan en los mass media han linchado a Trump. Igual entre las gentes del común, no digamos entre las feministas. Un huracán ha sacudido la figura de Donald Trump por decir algo vomitivo, sexista, machista que denigra a la mujer. Y se lo merece, por supuesto que se lo merece.

«Azotaría a Mariló Montero hasta que sangrase». No, no es otra frase de Trump, es la frase de Pablo Iglesias. Ni las feministas, ni los medios de comunicación de cualquier clase y condición, ni los analistas sesudos, ni los periodistas, ni los intelectuales, ni los políticos, ni los escritores, ni los presentadores y presentadoras de televisión han levantado la polvareda de adjetivos que la frase de Trump levantó sobre este.

Las gentes del común se han tomado a chanza esta «maravillosa» frase de Iglesias mientras demonizaban la de Trump. Uno se pregunta qué hubiera pasado con Rajoy – por ejemplo – si dice semejante obscenidad sobre Mariló Montero.

Lo sé, lo sé; por favor no me lo digan: Pablo Iglesias, al ser de izquierdas, de las izquierdas más izquierdosas, está libre para decir burradas sobre quien quiera, pues no en balde la izquierda es la depositaria de «la verdad única y verdadera» y compendio de todas las bondades, sin mezcla de mal alguno.

Pero yo afirmo que, si Trump es catalogado como indeseable, siniestro, machista, vomitivo, homófobo y otras lindezas por decir esa frase referente a la vagina, por la misma razón debería ser catalogado con las mismas etiquetas Pablo Iglesias por decir esa frase sobre el sado-maso a Mariló Montero. Ambos se lo merecen y se lo han ganado a pulso.

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