Manuel del Rosal

Cocidito madrileño

Cocidito madrileño
Manuel del Rosal García. PD

Nuestros abuelos tenían una frase en referencia al amor: «Una parte muy importante del amor entra por el estómago»

Yo estoy totalmente de acuerdo. Si al amor que le profesas a una mujer por su belleza, por su bondad, por su cariño hacia ti, por su fidelidad, por su dulzura, por su ternura; unes el que pone ante tus ojos un plato hecho con todo el cariño del mundo, ese amor sufre una progresión geométrica y ya da paso a la adoración.

Cocidito madrileño es una canción de los años 40 que popularizó Pepe Blanco. Estoy seguro que en la actualidad pocos o casi nadie recuerdan a este cantante, pero si a Manolo Escobar que en los años 70 paseó por toda España este pasodoble. En una de sus estrofas dice así: «La gracia y sal que al cocidito madrileño / Le hecha el amor de una mujer» En otra, la mujer, al servirle el cocidito a su marido, le dice: «Toma mi bien tu cocidito madrileño / Que dentro va mi corazón» Como ven el cocidito que la mujer prepara al hombre al que ama lleva todos los componentes que un cocido debe llevar para convertirlo en un manjar, pero además lleva todo el amor y todo el cariño que esa mujer profesa al hombre y que lo manifiesta a través del ofrecimiento culinario que le hace.

Rotundamente ese cocido lleva dentro el corazón amante de esa mujer. Ya, ya sé que me dirán que también puede ser el hombre quien ponga su corazón al cocinar para la mujer a la que ama. Yo digo que sí, que también el hombre puede manifestar su amor a la mujer de su vida a través de la cocina ¿por qué no?

Ustedes dirán que a qué viene escribir sobre el cocidito madrileño. Hace unas semanas apareció una noticia estadística que hablaba sobre el gasto de los hogares españoles. Decía: «por primera vez los hogares españoles gastan más en bares y restaurantes que en la cesta de la compra». La causa no la explicaban. Yo apunto a que hoy y aquí en España nadie cocina en casa. Las cocinas de las casas españolas están hoy equipadas casi con todo lo que facilita el cocinar, pero de nada sirve; no se cocina. El aparato más importante de la cocina de los hogares españoles es el microondas; ¡imposible imaginar una cocina sin microondas! El que lo inventó era un futurólogo y vio lo que nadie alcanzó a ver: que desde la última década del siglo XX en este mundo al que llamamos civilizado, nadie cocinaría en casa. A lo más que llegan en esto de cocinar es a descongelar y calentar una terrible lasaña congelada.

El asunto de los divorcios y separaciones es de tal calibre que, según el Instituto de la Familia, en España se rompe una pareja cada cinco minutos. Yo no soy sociólogo, pero creo que, como decían nuestros abuelos, gran parte del amor entra por el estómago; porque, vamos a ver, no es lo mismo poner todo el cariño y el amor en la elaboración de un plato para la persona amada que llamar por teléfono para que te acerquen a casa una pizza recalentada más tiesa que un carámbano. No es lo mismo compartir ese plato cocinado con dulzura y ternura sentados a la mesa, comentándolo; mirándose a los ojos, sintiendo en tu mano el calor de la mano que te ha ofrecido su amor en forma de un exquisito plato; que, sentados en el sofá del salón, mordisquear una pizza recalentada, mientras se bebe una cerveza de lata y no se hablan porque están ensimismados mirando la televisión donde ponen uno de esos programas basura insoportables. No es lo mismo, lo primero une, lo segundo separa.

Bueno, he de terminar mi artículo. Mi mujer me reclama para ir a comer un exquisito cocidito madrileño hecho con todo su amor y su cariño y con la gracia de sus manos. Aquí me las den todas.
Manuel del Rosal

Hoy y desde hace años, lo primero que piden las parejas al comprar una casa es que tenga una buena cocina

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