Ramón Pérez-Maura

Iceta & López: socorros mutuos

El resultado último apunta a que la actitud más hipócrita de todas puede ser finalmente la que más rédito político saque

Iceta & López: socorros mutuos
Ramón Pérez Maura. PD

Este sábado, 23 de octubre de 2016, es un día relevante en la historia de esta democracia de la Constitución de 1978. Y es inusualmente relevante a la vista de que toda la trascendencia del día está únicamente en las manos de un solo partido: el PSOE (Mariano Rajoy: «Precisamente por difícil, la legislatura puede ser en una gran oportunidad para España»).

La decisión que debe tomar ante la posible investidura de Mariano Rajoy probablemente tenga consecuencias a más largo plazo. Más allá de esta legislatura (El Rey convoca a los partidos a la ronda de consultas que culminará con la investidura de Rajoy como presidente).

Algunos llevamos tiempo explicando que el último año ha servido muy especialmente para hacernos comprender -con hechos, no con teorías- las virtudes del bipartidismo. Este desparrame de cuatro partidos de ámbito nacional ha tenido como consecuencia hacer de España un país ingobernable (¿Necesita España al PP y al PSOE?).

Y con toda probabilidad volveremos a medio plazo a un bipartidismo imperfecto en el que el centroderecha estará encarnado por el Partido Popular. Pero no sabemos todavía si la izquierda la representará el PSOE o Podemos. Y las decisiones del Comité Federal del PSOE de mañana pueden tener una enorme influencia en ello.

Hay dos personajes que encarnan bien la penosa deriva del Partido Socialista. El primero es Patxi López, del que es difícil conocer grandes méritos políticos. El principal que se le puede atribuir fue el de llegar a presidente del Gobierno vasco en 2009 gracias a los votos del Partido Popular para después gobernar con el PNV y hacer la vida imposible a aquellos a los que debía el despacho que ocupaba.

Su gestión como presidente fue recompensada por sus electores con la pérdida de más de un tercio de sus escaños, y a estas alturas el PSE ha pasado de los 25 de 2009 a los nueve diputados de la hora presente. Todo un éxito.

El protagonismo de López es compartido con el de Miquel Iceta, el jefe de los socialistas catalanes. No hace tanto tiempo, en 2008, el PSC obtuvo en las elecciones generales 25 diputados.

Un peso inmenso si se tiene en cuenta que Rodríguez Zapatero ganó esos comicios al PP por sólo 15 escaños, muchos menos de los que le aportaba el socio catalán del PSOE.

En las elecciones del pasado mes de julio, ese mismo PSC logró sólo siete escaños. En Barcelona, donde en 2008 conseguían 16 diputados, ahora sólo sacan cinco. Pues son los autores de estos éxitos, López e Iceta, los que pretenden explicar a sus compatriotas la ruta del éxito.

Ellos, que hasta la fecha se han esforzado tanto por llevar a su partido al ocaso final, quieren impedir en el Comité Federal de mañana que se opte por la abstención. Como Iceta y López ya han tomado carrerilla a la hora de llevar a su partido a la zona abisal, no tienen especial reparo en converger para formar una sociedad de socorros mutuos.

Con esto hemos llegado a una de las grandes ironías del momento: el Partido Popular defiende la necesidad de formar un Gobierno en el que le va a ir muy mal porque nadie le garantiza apoyo para hacer nada. Y al que mejor le irían ahora unas elecciones anticipadas sería precisamente al PP.

Y los ruidosos contestatarios del PSOE, que piden elecciones antes que dejar formar Gobierno, son en realidad los más interesados en que se forme ese gabinete: ellos van a quedar como los únicos que se oponían al Gobierno de Rajoy y no van a ver a su partido sometido a la catástrofe que representaría para Ferraz una nueva consulta electoral.

La conclusión de lo cual es que la actitud más hipócrita de todas puede ser finalmente la que más rédito político saque.

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