Victoria Lafora

Ciudadanos, en la cuerda floja

Ciudadanos, en la cuerda floja
Victoria Lafora. PD

La poca energía con la que Albert Rivera está exigiendo al PP la dimisión inmediata del presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, por su imputación en el caso del auditorio de Puerto Lumbreras, pone en entredicho su lucha contra la corrupción.

Ciudadanos apareció en el panorama político en Cataluña con una muy eficaz labor de oposición a los nacionalistas excluyentes. Su salto a las listas en el ámbito nacional se basó en una oferta de regeneración de la vida pública, aplastada por los casos de corrupción. Este punto innegociable de su programa figuró en todos los pactos, tanto con el PP como con el PSOE, que permitieron alcanzar el poder autonómico a unos y otros.

El giro en lo económico, aprobado en su último congreso, que les acerca mucho más a los postulados del Partido Popular, el abandono paulatino y suave de veleidades socialdemócratas y el ninguneo de Rajoy y su Gobierno, despreciando su apoyo a la investidura e incumpliendo sistemáticamente las exigencias del pacto previo, les está haciendo daño en su imagen pública.

Solo faltaba que ahora rebajaran sus exigencias en la lucha contra la corrupción, como parece reflejar el proyecto de reforma presentado por Rivera en el Congreso en materia de lucha contra esa lacra de la vida pública. Después de defender con vehemencia que cualquier imputado (ahora investigado) debe abandonar de forma inmediata su cargo, ahora pretenden, como el PP, que sea apartado cuando se abra la vista oral.

El problema es que en el caso de Murcia el pacto es previo a ese viraje. Allí se obligó a firmar a Pedro Antonio Sánchez que, en caso de ser imputado, debería dimitir de forma inmediata. Y eso aunque no les guste al PP, ni a Ciudadanos ahora, se debe cumplir.

Los populares, que ha cerrado filas como acostumbran con el presidente murciano, ruegan que se espere a que este comparezca ante el juez el próximo día seis de marzo, sin acusación fiscal de por medio, para reclamar su dimisión. Pretende pasar por alto que dos fiscales del TSJM, desoyendo las instrucciones de sus superiores jerárquicos y ante la gravedad del caso, instaron su procesamiento. Que el ministro de Justicia, Catalá, se reunió con Pedro Antonio Sánchez aprovechando el congreso del PP y en mitad del escándalo. Que el Fiscal General del Estado, en la «limpia» que va a efectuar de responsables poco dúctiles, tiene en mente cambiar al fiscal anticorrupción de Murcia.

El argumentario oficial del partido y del Gobierno pasa por decir que Sánchez ya ha salido absuelto de otras quince imputaciones previas. Con los apoyos con los que cuenta lo raro hubiera sido su procesamiento. Pretenden también hacer creer que no es lo mismo llevarse los fondos públicos que equivocarse en la gestión. Olvidan que la prevaricación es un delito, no un error.

Ciudadanos, si quiere mantener su credibilidad, no puede prestarse a este juego de imposturas. Ni consentir que el PP les arrastre a la irrelevancia política.

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