Victor Entrialgo de Castro

Nuestros peronistas

Nuestros peronistas
Víctor Entrialgo de Castro, abogado y escritor. PD

Ahora que Macri viene a España a levantar acta del fin de décadas de Peronismo desde que perdiera Raúl Alfonsín y de convocar a las empresas españolas avasalladas por Cristina Kichner «de Perón», para que vuelvan, aqui surgen como hongos los Perones por doquier con sus Evitas y hasta con suegro y todo.

Aqui amenaza de nuevo con su plúmbea pesadez el peronismo de izquierdas plural y federal de Pedro Sanchez, su Evita y su suegro que debe ser el más interesado, y el otro peronismo revolucionario de Iglesias e Irene Montero, la otra Evita, la podemita con más peligro y por donde puede empezar a desmoronarse este otro populismo de parejas.

Iglesias, Sanchez, su suegro y sus Evitas, podrían ir en el mismo utilitario a repartir sacos de harina y besar niños, con sus ramas política, sindical, juvenil y femenina. Sanchez parece haber encontrado un hueco entre sus numerosos viajes de placer para convocar al grupo de adláteres que quieren tomar de nuevo el partido y vivir sin trabajar. Iglesias y su Evita Montero con su hippypopulismo, otro tanto de lo mismo, sólo cambia la estética, de casual a chiripitifláutica.

El español cuando no gana las elecciones y no puede ponerse europeo, se pone pesao y Perón, patriarcal, de Boca, de tango arrabalero que éstos no saben bailar, de masas, de grandes multitudes, de brazos levantados, de demagogos, de giras, de españoles separatistas, de justicialismo, justicia social que determinan ellos.

Son los que dicen en Barcelona «Acojamos a todos los refugiados del mundo» sin meter la mano en el bolsillo, con vuestro dinero, o sin saber si quiera con qué, sin pensar que «ye muy guapo pero hay que facelo». No hay nadie que haga más daño a la ayuda social que un demagogo. Y ellos son los que por un pura ley física, acaban provocando el triunfo de los Trump y toda la ultraderecha europea.

España es un juicio permanente. Y eso no es bueno. Todo son denuncias, querellas, litigios, corrupción, acusaciones, peticiones de dimisión, no hay forma de trabajar tranquilo ni de vivir sin sobresaltos.

Los casos han sido innumerables pero la justicia no debe estar en el objetivo permanente de la televisión y de los medios sino acompañando la vida política y social, paralelamente, desde una posición discreta y sin presiones, a lo suyo. La justicia es demasiado lenta, lo que prolonga el malestar social y favorece que nuestros peronistas pesquen diariamente en el rio revuelto de su interés y de su plata.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído