Victor Entrialgo de Castro

Un burro aparcado delante de las Cortes

Un burro aparcado delante de las Cortes
Víctor Entrialgo de Castro, abogado y escritor. PD

Una cosa es que la soberanía emane del pueblo y otra que cualquiera pueda ir con su burro a la carrera de San Jerónimo y aparcarlo delante de los leones para tratar de coaccionar a los representantes de la Nación. Porque, qué pasa con los españoles que no tienen burro.

Despues de los controladores, la estiba es la siguiente reminiscencia franquista gremialista y corporativista que no encaja ni en el Estado de derecho, donde no caben cuerpos intermedios entre el Estado y el soberano ni los burros aparcados delante del Parlamento tratando de coaccionar; ni en la Unión europea, donde no caben ni los gremios, ni las castas, ni los privilegios reservados a «la familia», consecuencias todas ellas del estado intervencionista, enemigo de la libertad.

Ser miembro de la Unión Europea significa ceder parte de soberanía y así ésta Directiva comunitaria es una reforma estructural de obligado cumplimiento so pena de que todos los españoles, o sea el titular de soberanía, tengamos que pagar 138.000 euros al dia.

El asunto de la estiba ha puesto sobre la mesa un ejemplo paradigmático de las deficiencias de nuestro sistema de partidos. No hay nadie que tome decisiones de liderazgo en ninguno de los partidos. Todos, desde el primero al último han evitado antes o después por interés electoral el abordaje de la estiba aún en contra de sus principios. Lo que pone de manifiesto que las circunstancias de cada uno de los partidos, congresos, luchas internas etc… no garantizan, con excesiva frecuencia, la defensa y persecución del interés general.

Un estadista es alguien que atisba el camino del interés general, indica la dirección y arrostra la responsabilidad de la decisión con independencia de que le cueste votos a su partido o incluso su carrera política. Eso es un estadista, un hombre de estado, expresión que, ya se ve, ha caído en desuso.

Las empresas que trabajan en los puertos además de estar obligadas a participar en el capital de las Sagep, Sociedades anónimas de Gestión de trabajadores Portuarios, no pueden contratar con quienes quieren, sino con aquellos que están en las bolsas de aquellas. Con independencia de la negociación con una situación de hecho consentida durante demasiado tiempo, al final ganará la libertad y tendrán que ser empresas de trabajo temporal las que realicen esa labor.

No creo que sea necesario colocar, como cuando los controladores, a la brigada de actuación rápida, pero en el Estado de derecho no puede aparcarse el burro delante de las Cortes para impedir hacer lo que hay que hacer en interés general.

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