Carmen Tomás

Más «banqueros» al banquillo

Más "banqueros" al banquillo
Carmen Tomás. PD

El expolio y mala gestión de las cajas de ahorros empieza a jalonar la actualidad económica y de tribunales. Ya hemos visto pasar ante la justicia a numerosos directivos con acusaciones de distinta índole. De hecho, más de 200 se han sentado ya o se van a sentar en el banquillo de los acusados. Algunos incluso están en la cárcel. El último nombre en saltar a las portadas ha sido Narcís Serra y la cúpula de Caixa Catalunya. De momento, la Fiscalía ha pedido penas, en el caso del vicepresidente de Felipe González, de cuatro años por administración desleal por las subidas de sueldos que se aprobaron cuando la entidad financiera ya había empezado a recibir ayudas públicas y de dos para otros directivos. Sin embargo, sobre Serra también se investiga un agujero en la caja de más de 700 millones de euros por operaciones inmobiliarias digamos de momento que dudosas, concedidas sin ningún criterio empresarial.

Hay que recordar que Caixa Catalunya acabó recibiendo más de 12.000 millones de euros de ayudas públicas y que proporcionalmente al tamaño de la caja necesitó más ayudas que la propia Bankia. Además, el FROB da por perdidas estas ayudas cosa que no ocurre en el caso de Bankia, que año tras año va corrigiendo las cuentas y ya ha dado algunas alegrías a las cuentas del Estado.

También sorprende, por qué no decirlo, el tratamiento que se le ha dado a unos y otros. Basta recordar que Rodrigo Rato, con varios procesos abiertos, fue sacado de su casa y metido en un coche policial al más puro estilo de serie americana y que por supuesto abrió telediarios un día sí y otro también. Por el contrario, de la situación de Serra nos hemos enterado casi de tapadillo. La doble vara de medir funciona a las mil maravillas. En todo caso, con años de retraso por la lentitud de la justicia en la instrucción de los casos, al final parece que nos enteraremos de lo qué ocurrió durante años con la dirección de las cajas de ahorros, también en Caixa Catalunya, con sus operaciones fraudulentas e interesadas y con los sueldos e indemnizaciones que se concedían sin ningún pudor, cuando ya se sabía que tenían más agujeros en las cuentas que un queso gruyere. Agujeros que hubo que tapar con los 60.000 millones de recursos europeos que han pasado directamente a nuestro debe, al de los ciudadanos, y que muy probablemente no recuperemos nunca en su totalidad. Nos queda, al menos, que la justicia es lenta y puede que ya no sea tan justa, pero es justicia y los responsable del saqueo pagarán las alegrías, la mala gestión y la pérdida de tantos miles de millones de todos.

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