Antonio Sánchez

La corrupción como principio de presunción política

La corrupción como principio de presunción política
Corrupción y codicia

Se cuestiona ahora si navegar por las turbias aguas de la corrupción política es propio de la condición humana o más bien cortesía política de los que miran hacia otro lado para no perder su cuota de poder.

La traición, la desconfianza y el engaño, lamentablemente, forman parte de la condición política, por eso, cuando una persona que se dedica a la cosa pública, dice que está engañada y hasta traicionada, tal sentimiento se nos antoja a todas luces no creíble ni veraz.

A la política se entra por vocación, por oportunidad ocupacional, por amiguismo interesado y/o, mayormente, por dinero, de ahí que es muy fácil que se asiente la corrupción aunque se maquille de mil formas distintas. El siguiente paso es que la misma se consuma y, por ende, se acalle o encubra. En este caso, de poco sirven ya la exigencia o asunción de responsabilidades de cualquier orden, el que se haya o no reformado un Código Penal, el que se haya implantado un sistema aparentemente transparente de financiación de partidos, el que se pidan explicaciones desde la oposición, el que se proclamen avergonzadas indignaciones, el que se deje a los tribunales decidir y menos aun, que se inste la creación de una Comisión de investigación si de verdad queremos saber lo que realmente ha ocurrido.

¿Qué hacer entonces?

Partir simplemente del principio de presunción de corrupción política.

Algunos partidos políticos y organizaciones de esa índole, como generalmente no pueden autofinanciarse, son muchos los gastos y pocos los ingresos, hay mucho derroche estéril en campañas y eventos que apenas aportan nada al electorado, excepto el tostón mediático insoportable, son escasas las aportaciones de los militantes si realmente llegan a contribuir, caen, decimos, en la sugerente tentación del dinero más fácil, el que apenas acarrea esfuerzo, aquel que transita entre el amiguismo con contrapartida y la comisión de turno, las operaciones de blanqueo y los pactos de silencio, la extorsión y por qué no el chantaje también..

Desconocer esa realidad es el camino para endulzar la píldora de arsénico que el corrupto siempre ofrece. Entonces, se hace estéril la dimisión o el lamento, la lágrima tardía, pues la avería es tan grave que no se puede reparar ya.

Si queremos que la corrupción no sentencie la vida política de un país, admitamos primero que existe y va a seguir existiendo, vigilemos a renglón seguido que no se consume, acalle o encubre.

Y no olvidemos que en política es esencial tener al amigo como si fuera tu enemigo y a tu enemigo mantenerlo tan cerca que no se pueda escapar.

Con estas premisas, la Justicia no tendrá que trabajar en estos asuntos indecentes y antipatrioticos por doquier, pero lo que es más importante, el dinero no se esfumará. Renacerá la esperanza del pueblo que conformamos todos los conciudadanos.

La selección de las mejores marcas de termómetros

TERMÓMETROS CLÍNICOS

Aquí encontrarás la oferta actualizada de estos dispositivos de salud

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído