Juan Pérez de Mungía

World Pride: Pompis en Pompa

World Pride: Pompis en Pompa
Manuela Carmena y el desfile del Orgullo Gay. PD

El día del orgullo gay convertido en una cabalgata de consoladores se retransmite por Telemadrid y por una cadena americana. Gays hay en todo el mundo y el mundo gay, lesbiano, transgénero, transsexual, transsensual mueve cifras. Es un nicho de mercado que mueve tangas, cuerpos, tuppersex y otras filigranas del mundo porno que por no tener privacidad han convertido el sexo en un bien global. Una tecnología del orgasmotron, a merced del último artilugio. Volverán de esa fiesta a servir como pacientes del sexo, con infecciones, con perforaciones intestinales, para ser operados de urgencia.

Los pompis en pompa en instagram florecen tanto o más que los capullos. Las vulvas de han convertido en el marisco de cada día y la sexualidad en un bien cada vez más escaso a medida que las propuestas liberalizadoras permiten que todo sea sexo en la viña del señor. El mundo está en pelotas. Las pelotas ya existían, del balompié, del baloncesto, del tenis, donde las vags, las cheeleaders y las recogepelotas hacían las delicias de los feminimachistas frente a las reprimendas de las femininazis. Ahora en Madrid proliferan las pelotas humanas, de mano en mano, a merced del encuentro ciego en la oscuridad de los burdeles brasileños y del Paris de final de siglo.

La política, el pensamiento que ya antes podía padecer de irracionalidad, ha mutado. También se ha sexualizado. Ahora los partidos juegan al desnudo, y quedan al descubierto. Los besitos en el Congreso, los morreos en los pasillos, los roces, los tocamientos ideológicos y otras rarezas inexistentes o privadas en el pasado, ahora son la exquisita expresión del lujo, el motivo de las tertulias y de las bancadas. Un tráfico que siempre ha existido y se ha hecho transparente. Poco a poco veremos cómo el sexo lo invade todo. El amor es ciego y la espuma rosa irá poco a poco cubriendo la ciudad hasta que nadie pueda ver nada, la atmósfera ideal para un encuentro fortuito de cuerpos desnudos, regados por anfetaminas y drogas de diseño, las parejas se aparearán en un parnaso erótico. La inmediatez inconsciente de quien vive el descuido y el descontrol, la auto-entrega a cambio del vacío.

Los pocos que defendemos no hacer del sexo un bien público y pensamos que debe ser sometido a la res pública no confiamos en hacer el bien púbico y legislarlo púbicamente. El mundo se conecta a internet y sabremos, en breve, el número exacto de coitos de cada persona, los smart slips y las smart bras dejaran paso a los implantes de identificadores radio-frecuencia de todo tipo de glándulas, modelo ovario o marca gónada.

Es el sexo, idiotas. Antes era la economía, luego fue el empleo, después la nación y ahora… ahora es el pito del sereno y el bujero de la Serena, si, la Serena que amó a Justin Bieber, la misma que tiene nombre de compresa, siendo como es libre de hacer lo que le plazca. La libertad de las personas se ha convertido en elegir el sexo y la práctica del sexo. Ningún otro bien está al alcance que pudiera ser de disfrute privado. La lujuria se ha hecho púbica, y cada quien aspira a ser sólo un rehén de su propia lujuria. Se regalan los desnudos, los top less y los low more, se protesta a pecho descubierto. Incluso una madre en Estados Unidos, que se encontraba dando el pecho a su hijo, agredió con su leche materna a la policía que le recriminaba su voluptuosidad. Fue condenada. La leche solo la reparte la policía y en época de Franco las lecheras de los grises.

El mundo avanza, es verdad, avanza pero… en el tiempo. Quizás la especie cuente con mecanismos de auto-extinción. La libertad se difumina en los toppings de las pizzas, y en los accesorios de las hamburguesas servidas con diligencia por conejitos y conejitas de comida rápida. La libertad se práctica con una cruz en la declaración de hacienda, y se práctica en viajar a ninguna parte, como aquel que solo viene a ver lo que no puede comprender. La libertad es la libertad de poner pompis en pompa, el «gap» de las vulvas y megapollas en el horario escolar, y que las víctimas de los pederastas reciban en el aula dosis de sexualidad transgénero para emascular a tránsfobos, como si el destino fuera hacer escolares eunucos a merced de los capataces y dictadores de turno. Ya eliges tu sexo. Ya cuentas con todas las libertades humanas.

Que los demás sean libres no importa mucho, pero escandaliza la segregación social en la vida real. ¿Por qué sacar a la calle un colectivo de meones transnacionales para inundar las chuecas de nuestra historia? Huyen los vecinos del ruido y la exposición de la miseria humana, del infernal olor de las cloacas y de los fluidos humanos. Huyen de respirar el humo de los cigarrillos cruzados. Huyen del mar de jeringuillas abandonadas. Nadie puede cuidar el futuro de quienes quieren perderlo a manos de sus pasiones inmediatas. Pero, ¿por qué no retransmiten la sordidez de los puticlubs ahora que tienen cámaras conectadas a Internet?, ¿No existen lugares y espectáculos menos edificantes aún que estos espectáculos de masas?. Una noche en Magaluf. Las crónicas de Supervivientes y de Gran Hermano a la vista de todos, pero sin cámaras, en plena calle, con la bendición de Carmena, a plena luz del día, sin multas. Días propicios para la venganza y el asesinato. Eso es libertad, la libertad de los eunucos, todo el mundo ciego de Burundanga y a fornicar. La pintura del Bosco en la vida real.

No es moral suprimir la moral. Lo que no podemos hacer es convertir la moral en la fiebre de nuestros ojos porque la solución ya la escribió Boris Vian, el pueblo se vació las órbitas, el deseo fue ciego, y, también pasajero. Para ese triste viaje no hacen falta maletas, solo ojos que no vean y corazón que no sienta la decepción que sigue antes de la depresión y el suicidio.

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