Alfonso Rojo

El referéndum indepentista, Cataluña, los tontos y el veraneo

El referéndum indepentista, Cataluña, los tontos y el veraneo
Alfonso Rojo. PD

Esto ya no es lo que era. Aquello tan largo y evocador que era el veraneo ha sido sustituido por un trámite administrativo llamado vacaciones y el tiempo, que antaño pasaba lentamente, discurre a velocidad digital.

El cambio es sustancial, pero no ha modificado algo sustancias: es estío es una época proclive a los despistes.

Se ralentiza la política, baja la presión periodística y corremos el riesgo de olvidar que este país llamado España se enfrenta a un reto trascendental..

No pretendo ponerme dramático, pero tengo la impresión de que hasta nuestros políticos, que la mitad de las veces no se enteran de nada, son ya conscientes de que el futuro se juega en Cataluña. Y en cuestión de meses.

La clave de nuestro porvenir como nación no está ni en la economía, que parece encauzada, ni en la porquería que salga todavía de debajo de las alfombras, que está asumida por la ciudadanía como si fuera la gripe.

La clave es el conflicto creado por el separatismo catalán. En esta ocasión hay plazos y fechas. Ya no vale bajar el tono y dejar correr el tiempo con la esperanza de que el asunto se calme.

Puigdemont, Junqueras, la CUP y los de Podemos, que van de compinches y no van a tener otra ocasión como esta. Cuatro meses, los que restan para el cacareado ‘referéndum soberanista’, se pasan en un santiamén y todavía no sabemos con qué planea Rajoy.

Hace ya tiempo que perdí la esperanza de que el PP entrase en el debate ideológico con ese aluvión que genéricamente denominamos ‘izquierda española’, pero estoy seguro de que en esta batalla no se va a poner de lado.

Me mosquea, sin embargo, la tardanza. Hasta ahora, tanto desde La Moncloa como desde la sede popular de la calle Génova, lo único que se ha esgrimido contra el proceso separatista en Cataluña han sido medidas judiciales.

Recurrir a los jueces para hacer frente a la ilegalidad es obligado en un Estado de Derecho, pero no basta, porque los independentistas llevan años implantando paso a paso su programa separatista y pasándose el Tribunal Constitucionalidad por la entrepierna.

Anunciaron la convocatoria de referéndum para el 1 de octubre y el Estado español hizo como que no iba con él. Tampoco hubo reacción, cuando publicaron la pregunta de su consulta. Y los separatistas, que además de obstinados y perseverantes son bastantes chulos, han tomado la calma de Rajoy como signo de debilidad. Ha llegado el momento de darles un buen palo, vía multas, competencias e inhabilitaciones, para que se enteren de lo que vale un peine.

 

ALFONSO ROJO

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