Antonio Sánchez-Cervera

La Monarquía parlamentaria frente al Comunismo populista

La Monarquía parlamentaria frente al Comunismo populista
Antonio Sánchez Cervera.

La Monarquía parlamentaria frente al Comunismo populista
Los padres del marxismo que luego los comunistas quisieron llevar como eje y razón del totalitarismo que implantaron, idearon y partieron, filosófica y existencialmente, de una falsedad contrastada con el tiempo: la igualdad entre los hombres. Parecía entonces, que el papel podía aguantar todo.

Con ese aserto falsario, ahora, la izquierda política en general, se considera legitimada históricamente. Es una izquierda enferma del pasado que obvia vivir en el presente. Sin embargo, siempre intentará aumentar su control sobre la justicia, mermando la separación de poderes.

Es una izquierda como de papel cuché que pretende encarnar el comunismo del siglo XXI, conocedores de que la audacia y la provocación junto a una serenidad aparente, encandila un tipo de voto perdido y según el país de que se trate, arrastrará el voto de la envidia, el rencor y el revanchismo.

Los líderes más inteligentes de esa izquierda, muy alejada del mundo de la fábrica y del trabajo, practican una especie de leninismo flexible, agazapados taimadamente para alcanzar el poder, caiga quien caiga. Por eso, a la izquierda le cuesta hoy hasta definirse. Es una izquierda escurridiza que solo busca el liderazgo y la hegemonía para alcanzar el poder.

«Quítate tú para ponerme yo»

A sensu contrario, la Monarquía , sabiamente, como sistema de gobierno ha ido desprendiéndose de poder político a favor del ciudadano y de la justicia, respetando valores esenciales de la Comunidad y trasladando al Parlamento que es de todos los verdaderos valores de la democracia.
En estos días, el Reino Unido y España, a través de sus monarcas, han mostrado la sensatez y estabilidad de sus reinados.

Nuestro joven Rey ha sido recibido, cariñosa y solemnemente, por una Reina longeva, admirable, que ha mantenido a su país conservando sus valores más tradicionales sin la necesidad de estar preconizando la ideología rancia de la izquierda que solo habla de diálogo y soluciones políticas sabiendo que es imposible alcanzar acuerdos incumpliendo la Ley.

Venturosamente, el electorado europeo es libre y consciente del tipo de sociedad que quiere, que está en las antípodas de una izquierda comunista, revanchista, dividida, desencantada, sin un proyecto de país y con unas ideas que no penetran en la sociedad por las fatales consecuencias que supondrían para la convivencia democrática.

Por ello, nunca ganan las elecciones y tienen que trapichear ambiciosamente, hasta con puñaladas traperas, para conseguir estar en primera fila, pero eso no es ni libertad ni respeto a la democracia.

Antonio Sánchez-Cervera

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