Esto le ha ocurrido ya de manera inequívoca a la independentista Pilar Rahola cuando la otra noche en un programa televisivo de debate acerca del proceso independentista catalán dijo sin ningún tipo de empacho: los catalanes somos un pueblo maduro, no un pueblo menor.
Y cuando hablaba de un pueblo menor no se estaba refiriendo (que también) al pueblo saharaui, al pueblo kurdo o al pueblo lapón, sino a otros mucho más cercanos como el riojano, el murciano o el extremeño.
Seguramente su ingenua explicación ante este despropósito sea el argumentar que Cataluña posee lengua, historia y cultura propias como si saharauis, kurdos, lapones, riojanos, murcianos o extremeños no las tuvieran y hubieran aparecido por generación espontanea. El desprecio no puede ser mayor.
Es bastante más que significativo este ejemplo acerca de los propósitos que esconden las intenciones de los secesionistas catalanes una vez que hubieran alcanzado su determinación de separarse del resto de España.
Que decir tiene acerca de los aviesos argumentos y propósitos del resto de tertulianos que representaban en el citado debate a las diversas fuerzas políticas independentistas catalanas como Teresa Jorda, Carles Campuzano o Jordi Sánchez Picanyol cuyo sectarismo despedía un tufo que las aseveraciones que hizo Pilar Rahola quedaban como pequeñas plegarias a favor del independentismo.
Curiosa la situación en el plató de Joan Mena, representante de Podemos, junto a los secesionistas, que como su jefe de filas Pablo Iglesias se declara no independentista aunque están por la labor de que voten sólo los catalanes. Precisamente si los independentistas están seguros de celebrar el referéndum y ganarlo es porque saben que del entorno político de Podemos muchos votantes emitirían su voto a favor de la independencia pero no lo dicen porque tendría consecuencias negativas para ellos en el resto del territorio nacional. Estos mueren por ambiguos.
Por el otro lado, el Partido Socialista, al menos por la intervención de su representante Miguel Iceta, no va a morir por la boca ya que como veía que los independentistas catalanes lanzaban todas sus andanadas contra Partido Popular y Ciudadanos, pues él ahí, calladito, sin bailar, solamente espetando esporádicamente el anunciado y nunca explicado federalismo. Por la boca podrá morir su líder nacional, Pedro Sánchez, si no apoya sin fisuras las medidas que en su momento adopte, de acuerdo con nuestro estado de derecho, Mariano Rajoy.
Y hablando de este último, presidente del gobierno, que en el debate contaba con la unión, en este caso parece que sin fisuras, de Partido Popular y Ciudadanos representados en el debate por Xavi García Albiol e Inés Arrimadas, decir que es quien más se ha mojado en este asunto diciendo textualmente: el día 1 de octubre no se va a celebrar ningún referéndum en Cataluña.
Esperemos que así sea señor Rajoy, porque si se abren locales públicos y se ponen las urnas para ir a votar, no valdrá el argumentar que es un referéndum ilegal, que judicialmente está prohibido, o recurrido, que sus instigadores tendrán que responder ante la ley y todas esas milongas, porque si dice que no se va a celebrar ningún referéndum, incluye a la parodia de referéndum en la que usted luego se quiera refugiar.
Que no tenga que morir usted por la boca, porque después de pillado por el anzuelo, le coserán el cuerpo a arponazos.
Gaspar Albertos
