Santiago López Castillo

Soria, Segovia y Ávila

Soria, Segovia y Ávila
Santiago López Castillo. PD

Ha sido bochornoso. Mañana, tarde y noche. No había informativo que no le zurrara la badana. Si no renuncia, porque no renuncia; si renuncia, porque renuncia. He sentido vergüenza ajena de mi profesión. Puro tremendismo. Es lo que se decía en tiempos -y soy anti taurino- «más caballos», puesto que los equinos no llevaban petos y los astados les sacaban las tripas hasta que morían. Hasta Carlos Herrera, al que tenía bien calificado por su cordura, estuvo dando la matraca a todas horas y eso que decía que el ex ministro no había cometido ilegalidad alguna, pues claro, so mostrenco. Seamos consecuentes.

Pues no. En segundas «nupcias», José Manuel Soria fue condenado, muerto y sepultado por los papeles de «Son Armadans», no, esos eran los de Cela; quiero decir, los de Panamá. Que no suponían ningún delito pero el titular de Industria hubo de dimitir por cometer actos de mentirijillas. Ahora, buscándose la vida, aunque la tuviera bien asegurada, tenía derecho a otras perspectivas una vez despojado de sus cargos políticos del PP y aspirar como directivo del Banco Mundial como técnico comercial del Estado que es. Fui el primero en denunciar, por el contrario, los casos corruptos de la Maleny Álvarez (PSOE) como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones -una pasta gansa- e imputada en los casos de corrupción de los Eres de Andalucía.

Estos palmeros de izquierda y de derechas, y me refiero a la permanente degradación de los medios por la cuota de audiencia pero sin dos dedos de frente, les recodaré, y lo hablo con conocimiento de causa, cuando la zafia Leire Pajín -y lo he publicado, nunca desmentido, novia de ZP- me persiguió a muerte por llamarle a ella irónicamente en un periódico de provincias «Morritos Jagger», emblema de los Stones, y únicamente el compañero Manuel Antonio Rico denunció:

«- Es la mayor aberración que he visto en nuestra profesión periodística».

Pero seguimos con Soria, ese delincuente impoluto, quien, no ahítas las fuerzas de la izquierda cerril y revanchista, fustigan la 3, la 4, la 5 y la sexta, bambo, el caso es seguir dando por culo al político canario, cuyo «caso» ha de someterse al escarnio en la comisión de Economía del Congreso eligiendo para ello al ministro de Economía. Al lelo de Pedro Sánchez le sigue el Niño de la Bola o de la Trola, que se ha erigido en el regenerador de nuestra política, el único decente y tiene varios casos oscuros en su partido.

Tendremos, pues, diga lo diga de Guindos, explique lo que explique, una semana más de linchamiento al PP que es de lo que se trata. Porque el zurupeto de Sánchez quiere seguir en campaña, más larga que un día sin pan y lucir su palmito como exclusivo empleado de El Corte Inglés y, así, alargar su agonía sin reparar que a todo artiodáctilo le llega su San Martín.

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