Santiago López Castillo

El ‘diálogo’ palabra mágica

El 'diálogo' palabra mágica
Joseph Paul Goebbels. GM

Además de mentir, la otra arma poderosa de la izquierda es el lenguaje. La perversión del lenguaje. Sus individuos, con pearcing o sin él, con coleta o sin ella, se reproducen como hongos e implantan la ley del zurupeto, cenit de la filosofía callejera anudada al 15-M. En la crisis catalana, también llamada iros a tomar por culo, los revolucionarios de salón de Ikea, la palabra mágica que se expande como un polvorín, es «diálogo».

– ¿Sobre qué? ¿A santo de qué…?
No les sacas de la máxima fijada.
– Que cumplan la Ley.

Pero el rojerio deja a Goebels como a un pardillo. Son miméticos, retorcidos, grandes artífices de la propaganda nazi. Qué espectáculo dio ese jeta llamado Puigdemont. Era el club de la comedia. Pero se autoproclamó reina por un día. Declara la independencia de Cataluña pero con freno y marcha atrás. Éste es el valiente que tenía que estar desde hace tiempo en la trena. Igualito que Mas, otro fantasmón con butifarra y barretina, que pasa el platillo para satisfacer las cuotas que le impone la Justicia. También era osado vengador de ilusiones Luís Companys y acabó donde acabó, en la cárcel (1934) y eso que eran tiempos de la II República. Hoy es arderéis como en el 36.

El otro actor en esta comedia bufa es el presidente del Gobierno; o sea, Rajoy, alias el fraile motilón como yo le llamo por su ralentí en sus decisiones. La prudencia es aconsejable siempre y cuando no produzcan bostezos en el personal. Y, cómo no, apareció el empleado de la planta de caballeros de El Corte Inglés. Pedro Sánchez, guapito de cara y más peligroso que una piraña en un bidé tras reunirse con el presidente del Gobierno, daba explicaciones como si él fuera el genuino jefe del Ejecutivo. Puigdemont está en Babia, y si va por allí, que lo apedreen, y el ególatra secretario general de los socialistas, caudillo de España pero con minúsculas, córranle a gorrazos y que salga de escape cagándose en la derecha con el puño y la rosa.
Estamos viviendo la escalada de la necedad. Con esta observación de los doctos: la sangre llama a la sangre, la violencia engendra violencia y la necedad produce necedad. No más comentarios, señoría.

– ¿Y qué hacemos con los tontos del haba?
– Presidentes de aldea.
– ¿Alguna cosa más?
– Reformar la Constitución, a la que aspira el iletrado de Pedro Sánchez.
– Ya. La Carta Magna que no se cumple. Eso.
Manda huevos.

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