Juan Pérez de Mungía

La República de Puigdemont

La República de Puigdemont
El president de la Generalitat, Carles Puigdemont. CT

El experimento de la República Catalana o paradoja de Puigdemont es un experimento imaginario concebido en 2017 por el político carlista gironés Karles Puigdemont para exponer una de las interpretaciones más contraintuitivas de la mecánica democrática. En su tratado de Física imaginaria, en una filigrana de su pensamiento genético, el célebre Catedrático de Logística Piló Martell, alias Oriol Yunqueras, explica que en los estados cuánticos de la cosa pública puede observarse una superposición de estados que parece contradecir la mismísima teoría de la gravedad. Ocurre, además, que tales estados pueden escapar a la observación empírica al quedar afectados por las medidas del observador.

El controvertido experimento reta al conocimiento humano por lo inexplicable de sus propuestas, que no tanto, de sus efectos empíricos. Concebido por un grupo de investigadores sociales tuvo su origen en una brillante pregunta apriorística tan del gusto de los geofísicos teóricos con Piló Martell: ¿Qué ocurriría si se declarara una República y en cuestión de 8 segundos se suspendiera? ¿Existiría un sumatorio de fuerzas no nulo que contradiría los postulados de la física clásica?.

La perplejidad del auditorio sería inmediata, dando paso después a un profundo sentimiento de satisfacción. Los quarks de sabor rojo gritarían de alegría al suponer que ningún efecto se derivaría del experimento de llevarse a cabo, los quarks de sabor blanco gritarían de alegría al suponer que el diálogo entre la materia y la antimateria no concluría con la aniquilación de todo, y los quarks de sabor morado gritarían de alegría al defender la idea de que una vez más se habrían obtenido resultados compatibles con la defensa de los postulados relativos a los quarks rojos y blancos y que la cosa en cuestión bien podría estar sujeto a un efecto Carmesí por el cual finalmente los dos estados serían simultáneamente posibles, en rigor una combinación de autoestados.

Como se conoce del propio tratado del profesor Piló Martell, mas conocido por sus trabajos imaginarios en genética de poblaciones que por su conocimiento experto en Física imaginaria, la incertidumbre de una decisión equivale a una decisión bajo incertidumbre. Así pues, puede ocurrir perfectamente que Dios sea uno y trino, y la nación una y múltiple, como es habitual escuchar repetidamente en las Iglesias, antes incluso de que se entregaran al franquismo o dedicaran su devoción a la virgen negra de Montserrat, una manifestación de la aceptabilidad racial de los teóricos medievales del postnacionalismo.

La realidad, sin embargo, es a la vez más patética y compleja de lo que cabía esperar. El resultado parecería desde todo punto de vista impredecible porque se obtendría un Estado Cuántico, esto es, un Estado No Estado, para que el comú de los mortales, como Ada Colau lo entienda, sería una República No República. Para reducir la sintaxis del problema, a partir de ahora, nos refererimos al fenómeno, como efecto ENE. Observemos que se ha eliminado la virgulilla de la «N», por no confundir marcas con apóstrofes, tildes o demás marcas diacríticas, como la conocida E con virgulilla. Un error flagrante se ha deslizado sin embargo en esta situación pseudo-experimental que acepta, como cualquier pseudo-experimento, todo tipo de interpretaciones. El error flagrante es haber olvidado un efecto de pérdida de masa. Con el consiguiente efecto habitual en el tipo de fenómenos físicos de masa crítica. Líderes de las muy prestigiosas universidades públicas han suscrito un documento que claramente se asocia con los criterios del todo vale.

Este error flagrante se puede observar en las condiciones que deben satisfacerse para que pueda hacerse alguna predicción sobre los resultados de este experimento. El experimento debía contar con varios elementos inexistentes para alcanzar el No Estado, el SinEstado o en Román paladino, en lo que el líder del proyecto con sorna transparente, llamó Pâîsô Câtâlân con todas las virgulillas vocálicas, circunflejas del tipo Zapatero, indicativas del apoyo del PSC a esta doctrina. La ciencia siempre presenta efectos paradójicos, si se prescinde desde luego de la formalización matemática de los espacios de Hilbert. Como dijo Pilo Martell a su padre economista y parafraseando el pasado, «Cuanto más amo las letras, más odio las matemáticas» para justificar su discalculia. El efecto indeseado, a efectos prácticos, es que aplicado el fenómeno a la realidad macroscópica, un ciudadano puede pertenecer simultánea e infinitesimalmente a dos Estados. El procês debe ser simulado en el laboratorio social y debe ser extremadamente rápido, como visto y no visto, digamos en un abrir y cerrar de ojos. Se requiere una cámara fotográfica en fentosegundos para reconocer ese estado intermedio que algunos han llamado muy gráficamente, ambos.

¿Qué hace falta para su desarrollo?. ¿Que habría que hacer para lograr un estado más permanente o consolidado?. Conocido es que existe una isla de estabilidad en la tabla periódica en átomos extraordinariamente pesados. Pero en este caso, y como siempre, la realidad supera a la fantasia. La cuestión es fácil de explicar. Lo primero de todo es carecer de leyes físicas que sustenten el resultado experimental; esto es extremadamente importante puesto que si circula un solo miliamperio, la desconexión no sería posible. Lo segundo es un acelerador democrático de repúblicas, según la ley de secesiones, derivada de la primera ley, después un contenedor de votaciones que deberá estar dopado para que el resultado cuántico sea posible.

Recientemente se ha descubierto que, si se realiza una red periódica de agujeros en silicio dopado, es posible obtener la transferencia de calor radiativa más alta propuesta hasta la fecha mediante efecto túnel. Tampoco se puede olvidar una vigilancia extrema para que el procês sea llevado a cabo de forma inmediata en múltiples lugares para dar una impresión de realidad. El hecho mas destacable, no obstante, es que los promotores del proyecto no hayan detectado la pérdida de masa crítica que supone ejecutar este experimento imaginario y que corresponde según la famosa ecuación de Einstein a una energía equivalente superior a la de toda Europa. A modo de los neutrones que alimentan una reacción en cadena, el experimento, en sus primeras fases de desarrollo, ha mostrado una pérdida intensa y dramática de masa económica -en el argot popular auto-emasculación societaria- haciendo inviable el sostenimiento del proyecto mismo. La pérdida de masa crítica se suponía imposible. Sin embargo, como se sabe en teoría de colas, lo imposible sucede con poca frecuencia pero sus efectos son catastróficos y un punto de no retorno para el sistema.

El resultado es increíble pero cierto, prueba irrefutable es su publicación en la edición digital de la prestigiosa revista Neuropsycologycal Science & Democratic Experimental Voting. Los apoyos han sido inánimes y multitudinarios, algunos, no otros, han subrayado el aspecto revolucionario de la propuesta experimental. Sus detractores indican que el peso atómico 155 invalidará los resultados experimentales y la comunidad científica cuestiona los resultados ya que los resultados observados presentan un rango superior a la incertidumbre estadística. El experimento Puigdemont aún no ha pasado las pruebas de laboratorio pese a que el famoso científico Schrödinger crepita en la mísmisima tumba pugnando por no se sabe si impugnar o felicitar a Karles.

Traducción del libro «Chaotic Development and Chaos Instruments» del famoso autor de Best Sellers Romina i Virgin. Ed. Universal Picture, Holywar 2017.

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