Encorvado sobre la centralita de la Generalitat, el presidente Puigdemont intenta pinchar Radio Pirenaica a ver si puede averiguar por donde viene el Estado de derecho y a qué altura.
Aparte de un grupo escogido de Mossos, cuyo jefe juró anteayer no haber desobedecido al Estado, dentro del palacio solo están los miembros de la seguridad, un reducido grupo de colaboradores y un equipo de TV3 escondido detrás de un naranjo.
Sobre la mesa un ejemplar de El Principito y una novela «El Golpe al revés», una novela que relata un golpe en el que los golpistas están dentro del Parlamento violando la Constitución, el Estatuto y los reglamentos de las cámaras con unos sueldos de escándalo, la Moneda en Andorra y los pensionistas fuera, muertos de miedo, con 470 euros.
De vez en cuando con movimiento suave de cortina un guardia de corps comprueba cuanta gente hay en la calle.
Con toda la presión que hay afuera, Puigdemont sube y baja ansioso pero empecinado las escalinatas del Palacio de la Generalitat y camina recluido en el patio de los naranjos pareciendo querer descansar en la cárcel dos días para pasar a la historia dos líneas. Tienen ensayados hasta los gestos de dignidad impostada para los telediarios extranjeros.
Si de este laberinto en el que nos han metido primero Mas, que no se olvide, y luego el minotauro Puigdemont, Forcadell, Junqueras, sus secuaces y sus cómplices como Iglesias, Colau, Garzón, etc…no nos saca una reacción enérgica del Estado de derecho frente a los golpistas, esto será la casa de Tócame Roque.
Se trata de una ley física dentro del propio Estado y de la historia que algunos, por desconocer, se empeñan en repetir.Frente a la España centrífuga, que lleva décadas socavando los cimientos de la España constitucional, es inevitable que aparezca la España centrípeta, que ellos cansinamente han provocado una y mil veces.
Lo están pidiendo a gritos no sólo los derechos de los españoles rehenes en Cataluña y la soberania de todos. Lo están pidiendo a gritos incluso los golpistas mismos, sólo que ellos como provocación para que el hartazgo se desborde, para seguir contando por TV3 al mundo exterior que por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas.
Eso es lo que a través de Radio Pirenaica y Radio Andorra aguarda el Presidente Puigdemont en su laberinto, y lo que van a proclamar o han proclamado ya, lo que en una semana ni siquiera han sido capaces de aclarar. La República de la Mentira.
