ANÁLISIS

Santiago López Castillo: «Los sabelotodo»

Santiago López Castillo: "Los sabelotodo"
Tonto, bobo y bastante gilipollas. PD

Este país está sobrado. En inteligencia, entendimiento y voluntad. Claro que luego vienen los informes Pisa y se caen por los suelos, cual es la inclinación de la famosa torre. V. gr.: que se registra un accidente aéreo, pues ya están los cantatardes y cantanoches haciendo de ingenieros aeronáuticos; que se produce un incendio, pues todos son ingenieros de montes con olor a chamusquina; que hay un homicidio o asesinato, pues todos son forenses o guardias civiles o de tráfico; que… se registran temporales meteorológicos, pues todos son ingenieros de caminos, canales y puertos, además de hombres del tiempo pero sacando el dedo húmedo a la dirección del viento.
Resulta conmovedora tanta sapiencia cuando el analfabetismo se restriega por el Congreso de los Diputados y no con olor a enmienda sino a pestilencial excremento. Estos petimetres -gentes del gremio incluidos, el mío sin ir más lejos- vierten sus iras contra el franquismo y todos son «de carrera», iba a decir del galgo, uno de los más bellos canes de la naturaleza. También saben de jurisprudencia y de economía como el indigente Pedro Sánchez que culpa al régimen anterior (con un tío, la hostia, el general Castejón) no haber cursado nada más que dos carreras y es un zote para resolver una regla de tres.

Escuchar a esta banda de zurupetos es insultante. Usted, que echó los dientes en un periódico como ABC y una televisión como TVE siente vergüenza ajena. No pisabas un plató de televisión hasta que cuajaras una densa formación. Y no digamos entrar en directo. Cuando tuve que dar la referencia del Consejo de Ministros -generalmente la hacia Alberto Delgado, corrían los años setenta- me bailaban las piernas y enfrente, escuchaba el ministro Pío Cabanillas, casi nadie al aparato. Hoy, estos mocosos de las ondas basan su cultura y formación en polvo de estrellas, apertura del canalillo y
muslos en pepitoria. Y si a una cualquiera un torero la mete un estoque sin sacarla, ¿por qué no va a ser ella la elegida para salir por la puerta grande?

En este sentido, en mi experiencia docente, pregunté a mis alumnos de 5º de Periodismo del CEU que quién fue Azaña. Un mocito verbenero me contestó que un abuelo de Aznar. A lo que repliqué:

– ¿Ese Azaña era con hache o sin hache?

Ah, amigo. Con la ortografía hemos topado. Pero no pasa nada. Aquí hay que seguir dando palos al PP que es de goma. Y con la nevada de pretexto. En esas que me llama un ex portavoz de economía del PP:

– ¿Sabes cuánto tiempo han dedicado los medios a la comparecencia de Rato? Pues dos días enteros…

– ¿Y a los Eres de Andalucía?, inquiero.

– Ni un minuto.

No hay más preguntas, señoría.

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