ANALISIS

José Luis Suárez Rodríguez: «Del Rey abajo, ninguno»

José Luis Suárez Rodríguez: "Del Rey abajo, ninguno"
Torra y Sánchez RS

Entre los peregrinos acuerdos que Quim alcanzó en La Moncloa, el muy baladrón, animal político él, de tomo y lomo, está el de preparar «de común acuerdo» entre los dos Gobiernos de la Generalitat y de España, el homenaje a las victimas de los atentados yihadistas del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils. Pero Torra ha sido tajante en subrayar que la presencia del Rey ha sido rechazada: «No vamos a invitar al Rey de España a ningún acto, ni la Generalitat acudirá a actos convocados por Felipe VI».

Los dirigentes independentistas de Cataluña no deben olvidar que el Rey de todos los españoles es dueño de su agenda. Y, según el protocolo de la Casa Real, el Monarca tiene prioridad en la organización de actos conmemorativos que se celebren en territorio español y en los que la presencia del Rey se haga necesaria, como Jefe del Estado.

En este caso, no se trata de una cuestión política, sino de Estado. Ningún gobierno autonómico puede olvidar al Rey o desdeñar su presencia en actos relevantes. Ningún gobernador es más que el Rey, ni puede saltarse el protocolo en lo que afecte a las competencias de la Casa Real.

Del Rey abajo, ninguno, escribió en 1651, en tiempo de Alfonso XI, Don Francisco de Rojas Zorrilla. Se trata de una obra dramática en la que se dirime el conflicto entre el sentimiento del honor y la lealtad inquebrantable debida al Monarca, representante de la Soberanía del pueblo.

El Soberano ostenta un derecho inalienable: el «derecho al respeto», que, tratándose del Jefe del Estado, está por encima de cualquier otro derecho ciudadano. En la actualidad, los monarcas no son absolutos: han perdido poder, pero mantienen la soberanía que representan.

El desplante al Rey es una metedura de pata por parte de Quim. Porque su odio al Rey entraña odio a la nación de todos. La pezuña de Torra, el muy «bestia» debe contenerla, porque activarla «políticamente» le puede significar la comisión de un «delito de Majestad». Y la Justicia puede obligarle a la retractación, no vaya a sucederle lo que al rapero Valtonyc, cuya figura el gobernador independentista apoya y defiende arteramente.

Según la Constitución, también firmada por los catalanes como Carta Magna o Pacto de convivencia, el Rey como Jefe de Estado es símbolo de la unidad y permanencia de la Nación. Ejerce como árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones. Y, como tal, debe ser informado de los asuntos de Estados, y puede presidir aquellos actos de interés nacional que estime oportunos (art. 62 g). Además, corresponde al Rey convocar a referéndum en los casos previstos (art. 62 c).

Y el Presidente del Ejecutivo de España haría mal en tomar acuerdos políticos, referentes a política de Estado, en connivencia con gobiernos autonómicos, sin conocimiento del Rey, y que supongan rebajamiento del papel del Soberano o dañen su imagen pública y legal.

Que Pedro Sánchez esté avisado, y recuerde al republicano Torra esta frase de gran significado de Antonio Machado:

«En política sólo triunfa quien pone la vela donde el aire sopla; jamás quien pretende que sople el aire allí donde él pone la vela».

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NOTA.- *José Luis Suárez Rodríguez es Director de www.masespaña.es Es autor de Filosofía y Humor y Lúdica. Asesor. Analista Político.

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