La distensión, señor Sánchez, que se sepa,
No existe entre seres irracionales,
Ni se da entre un indecente y un trepa;
Si conoce el uso de los materiales
De la razón, -si acaso en el almacén
De su mente los hay-, vuelva a sus cabales:
De este viaje ya ha pasado el tren,
Y el tal Quim Torra, más tieso que un palo,
Sigue tan terco, sentado en el andén
De su República Catalana… Malo,
Señor Sánchez, si sigue usted en sus trece,
A la espera de que le haga el regalo
De que, por fin, recapacite y empiece
A dejar de tensar tanto la cuerda
De la Independencia,… y más no tropiece
En esa piedra, con tantísima mierda
A su alrededor,… y eso de la distensión
Haga que usted, señor Sánchez, se muerda
La lengua por haberla, sin ton ni son,
Mantenido contra viento y marea…
Si espera algún día oír el ¡alirón!:
O no sabe siquiera por donde mea,
O tal como dejó escrito Victor Hugo,
Si el Quim es un número más de la pedrea,
Usted, o sea, Su Señoría,… ¡es un tarugo!.