Como las cosas sigan así, más valdría que Mr. Bean, el de verdad, ocupase el puesto de Zapatero
Finalmente, se produjo la conjunción planetaria anunciada hace meses por Leire Pajín, y dos grandes líderes comparten ahora etapa histórica a ambos lados del Atlántico: Barack Obama en una orilla y, en la otra, ¡Mr. Bean!
La verdad es que el hacker que ha osado manipular la página oficial de la Presidencia española de la Unión Europea, para ilustrarla con el más popular personaje del actor británico Rowan Atkinson, no podía haber estado más acertado.
Porque, si ya es de chiste que Moncloa haya pagado a Telefónica 11,9 millones de euros por la asistencia técnica y la seguridad de la página web que le fabrica la agencia Efe, más gracioso todavía es el enorme parecido de Mr. Bean con Mr. Zetapé.
Y no me refiero únicamente al parecido físico, que lo hay, sino a la similitud entre las acciones de Zapatero y un capítulo del genial humorista inglés.
Porque si Mr. Bean, en su mundo de ficción, se caracteriza por la torpeza de sus actos que le llevan a vivir situaciones muy accidentadas, algo similar le ocurre a su sosias monclovita.
Hasta la coyuntura más fácil puede convertirse en un embrollo gracias al protagonista de nuestro cómic nacional. Para partirse de risa, vamos, si no fuera por lo patético de la situación.
Pero todo tiene arreglo. Cuando Rompetechos Zapatero tiene un problema sin solución, convoca a su consejo de sabios, Pepe Gotera y Otilio, para que echen una mano. Y aquí que acuden Pedro Solbes y Felipe González, dos genios que ya han demostrado su capacidad para dejar España empantanada.
Al menos, les acompaña Jacques Delors, un socialdemócrata que sí supo apostar siempre por el diálogo para construir un proyecto común, aunque a estas alturas no sea más que un jarrón chino.
Como las cosas sigan así, más valdría que Mr. Bean, el de verdad, ocupase el puesto de Zapatero. Todo sería más divertido y, seguramente, más provechoso.
NOTA.- este artículo se publicó originalmente en La Gaceta.