se mostrará su habilidad para confundir al maligno derechista al sostener una cosa y hacer la contraria.
Disfrazado de Elena Valenciano nuestro súper agente Mortadelo ha podido fotocopiar en Ferraz el nuevo tratado secreto de pintura de iconos actualizado a mayor gloria de San Alfredo rubalcabiano, predicador, anacoreta, mágico prodigioso, virgen remendado, gran alquimista soplador archimandrita y celestino trota-telediarios protomártir de la Santa Causa.
Si en el antiguo tratado Manuel Panselinos establecía cómo debían ser los colores de los vestidos y actitudes de todos y todas santos y santas de la Iglesia, en esta adaptación socialista se explican algunos de los más famosos lances milagrosos de este santísimo varón y el modo canónico de exponerlos para mejor edificación del votante devoto y confusión de malvados de la extrema. Toda misión es poca contra la apostasía socialista de las masas que puede degenerar las Españas plurales en tierras de infieles.
El icono contiene en sí mismo historia, tradición, simbolismo y arte. Es doctrina en imágenes. La misión salvífica y redentora de pobres del socialismo hispano, su aprovechamiento y ordeño de presupuestos.
Se mostrará su cruel sufrimiento como hijo de una familia pagana privilegiada del oprobioso régimen que le obligó a estudiar y desasnarse antes de la invención de la beatífica y democrática LOGSE. Sus portentosos méritos en las catacumbas. Sus heroicos desvelos para que no le vieran la redentora y providencial chuleta en los exámenes. La olorosa marcha analítica del sulfhídrico aroma tan parecido al que junto a otros píos conspiradores podía disfrutar en el antro del viejo apóstol del marxismo patrio una vez cerciorado que el difunto caudillo ya no iba a volver.
Sus notables renuncias de conciencia para mayor gloria de la Causa. Sus sufrimientos humanistas por el caso de Lasa, Zabala y la cal viva cuando su amor por las hermanas alimañas terroristas le hace abrazarlas y protegerlas de los guardias. Portavoz del felipismo embustero y corrupto, caballero de mohatra, discípulo de Monipodio, lazarillo tuerto de ciegos morales, comedor de uvas de tres en tres, loor del enlace covalente, teórico de las afinidades electivas, de las series radioactivas y de la tabla periódica de elementos y elementas.
Inasequible al desaliento y a los revolcones de la vida y la racionalidad democráticas, se mostrará su habilidad para confundir al maligno derechista al sostener una cosa y hacer la contraria, sostener dos cosas opuestas a la vez y no hacer ninguna o apagar las últimas luces de la decencia y la Ilustración que pudieran sobrevivir en este reino de arrebatacapas. Cotilla como su orondo antecesor, el saprófito don Narcís, conoce la vida de todos y todas pecadores y pecadoras pero milagrosamente, sin oírlos en confesión.
Se representará con una mano hurtando la rica capa bordada en oro e hipotecas sub prime a malvados banqueros y monopolistas desamortizadores para dársela con la otra al Partido para que la distribuya entre militantes y prebendados más necesitados.
Los iconos de San Alfredo rubalcabiano deben realizarse de acuerdo a las preces conocidas por la Tradición amén de venerarse como genuina teología socialista en imágenes, como una portentosa revelación.
Lea el artículo en el blog de Alfonso de la Vega.