OPINIÓN / ASAF ROMIROWSKY

Una guía sobre el doble discurso de los medios palestinos

Itamar Marcus y Nan Jacques Zilberdik, 'Deception: Betraying the Peace Process'

Una guía sobre el doble discurso de los medios palestinos
Logotipos de Al Fatah y Hamas. PD

Existen dos líneas de parcialidad mediática en lo que respecta a Israel. La primera se deriva del Occidente centrado en las «presuntas prácticas genocidas» israelíes que, al no ser flagrantemente antisemitas, se consideran «crítica legítima».

La segunda se origina en el mundo árabe musulmán. Sus acusaciones son abiertamente antisemitas y han revivido con éxito «hechos» medievales que van desde el libelo de sangre a los Protocolos de los Sabios de Sión. Pero, a la hora de hacer cuentas, ambas líneas contienen una dosis esencial de antisemitismo.

La parcialidad de los medios occidentales hacia Israel se ha convertido en una de las principales herramientas de poder blando de los que quieren demonizar a Israel en el ámbito público y generar opiniones negativas de Israel con el fin de presionar al Estado judío para que sucumba a las exigencias palestinas.

También es la táctica persuasiva empleada por grupos como el movimiento de sanción y la táctica aceptada por la guerra política palestina contra Israel, además de «la lucha armada» y el terrorismo.

Se fundamenta en la anómala ecuación que equipara al sionismo con el apartheid, suscrita por la declaración en 2001 de la Conferencia de Racismo, Discriminación Racial, Xenofobia e Intolerancia de Durbán, Sudáfrica.

La acusación no sólo afirma falsamente que Israel es un estado racista que practica limpiezas étnicas y crímenes de guerra, sino que también exige que organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales lo eviten y aíslen como paso previo a su disolución eventual.

La verdadera naturaleza del movimiento de sanción es en la práctica la incitación a la discriminación. Es antisemitismo.

Itamar Marcus, fundador y responsable del grupo Palestinian Media Watch (PMW), y el analista Nan Jacques Zilberdik, publicaban hace poco un libro titulado Deception: Betraying the Peace Process (‘Engaño: traición al proceso de paz’), que recoge la forma en la que los medios palestinos han engañado a Occidente y a Israel, en especial en lo que respecta a la paz con Israel.

Marcus, que fundó el grupo en 1996, lleva los últimos 16 años trabajando con diligencia para sacar a la luz el papel que juegan los medios palestinos a la hora de influenciar a la opinión pública de la sociedad palestina, es decir, la forma en la que los medios demonizan a judíos israelíes y presentan uno de los principales obstáculos a la reconciliación genuina y el reconocimiento mutuo.

Sus conclusiones brindan pruebas convincentes de que el rechazo árabe palestino en la existencia de Israel sigue sobrepasando el deseo de paz y reconocimiento del Estado de Israel.

Los autores proporcionan abundantes ejemplos reunidos desde mayo de 2010, mes en que la administración Obama empezó a arbitrar conversaciones palestino israelíes indirectas, hasta finales de 2011.

Así, el libro es una guía muy útil que pone de relieve la especie de doble discurso que utilizan los medios palestinos al retratar la satánica alianza entre Estados Unidos e Israel y a Israel como estado apartheid, así como incontables ejemplos de glorificación de atentados terroristas islamistas justificados por el objetivo –liberar Palestina y expulsar a los judíos–.

El libro servirá a los analistas y a los que buscan hechos históricos verificados. Al mismo tiempo, carece de narrativa histórica para contextualizar la cadena de acontecimientos de la historia del conflicto palestino israelí. Un lector novato del conflicto palestino israelí verá el libro simplemente como una lista de ofensas escandalosas sin un marco de referencia y pasará por alto el impacto de la obra.

No hay duda de que en la era de las redes sociales, este libro tiene mérito e importancia, pero por la misma razón que un tuit no puede explicar la historia del conflicto árabe-israelí, el libro no basta para decidir sin el necesario contexto histórico.

El escenario del conflicto palestino israelí ha dejado de limitarse a tierra mar o aire. Las fronteras se han desplazado ya para incluir iniciativas arduas en la red.

Ahora que la campaña para deslegitimar a Israel se ha vuelto más presente, los israelíes empiezan a comprender la necesidad de ganar en los dos frentes –el físico y el virtual–. Por ejemplo, en 2008, los israelíes residentes en Cisjordania que abrieran perfiles en Facebook quedaron impactados al descubrir que tenían que elegir «Palestina» como estado, sin opción para Israel. En contraste con el tan debatido «hecho sobre el terreno», se producía aquí una tentativa flagrante de los palestinos de revisar la historia creando «hechos» en la red para poder decir que una zona actual de Israel es un Estado palestino real, Estado que en la realidad nunca ha existido.

Enfrentamientos todavía más adornados tienen lugar a diario en Wikipedia, donde los palestinos han sembrado «aldeas destruidas» y «crímenes de guerra» por todo el mapa, llegando a decir que Tel Aviv se construyó sobre las ruinas de pueblos que nunca existieron.

En total, el poder blando, la capacidad de influenciar el comportamiento a través de valores, políticas, instituciones y culturas, en contraste con el poder duro ejercido a través de la presión económica y la intervención militar, juega un enorme papel en el conflicto palestino israelí, sobre todo cuando la incitación detallada en el libro discurre a lo largo de los medios palestinos hasta las escuelas y las mezquitas, donde la próxima generación de menores palestinos sigue alimentada con las mismas mentiras que se enseñaron a padres y abuelos.

Los hechos documentados por el libro tienen gran valor en la medida en que encajan dentro del contexto histórico general y se reconocen como síntoma del obstinado rechazo árabe a la existencia del estado judío. Sin esta dimensión de entendimiento y realidad, será difícil que Israel exponga con eficacia su versión en el tribunal de la opinión pública mundial.

Itamar Marcus y Nan Jacques Zilberdik, Deception: Betraying the Peace Process, Palestinian Media Watch, 2011.

Asaf Romirowsky es adjunto de la Fundación para la Defensa de las Democracias y miembro del Middle East Forum.

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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