¿HASTA CUÁNDO?

La falta de acción de Rajoy con la corrupción sonroja a su militancia

Los afiliados y cargos intermedios contemplan con una mezcla de incredulidad, indignación y bochorno la actitud de su jefe de filas de esperar a que escampe cuando tienen el agua al cuello

La falta de acción de Rajoy con la corrupción sonroja a su militancia
Mariano Rajoy. PD

Mariano Rajoy ha presumido muchas veces, innumerables, de que lo mejor que tiene el Partido Popular son sus militantes. Es verdad.

Pero no son elogios lo que ahora mismo necesitan los afiliados del PP sino que su cúpula directiva actúe con contundencia contra la corrupción, que se demuestre con rotundidad que sus mandatarios viven cada día su gestión impregnados del espíritu de ética pública que debe presidir la acción de cualquier político.

Los afiliados del PP, en su condición de tales y de ciudadanos, son doblemente víctimas del espectáculo que está dando una formación ascendida hasta el rango de primer partido español por el esfuerzo de generaciones de incondicionales que pusieron siempre la defensa de sus ideas por encima de sus intereses personales.

Las mismas por las que muchos de ellos se han partido el pecho, como interventores y apoderados, dando vida diaria a sus sedes o llenado mítines sin pedir nunca nada a cambio.

Ellos y los cargos intermedios (alcaldes, concejales, diputados autonómicos de a pie, diputados y senadores rasos…) son los primeros que contemplan estos días con una mezcla de incredulidad, indignación y sonrojo la actitud de su presidente ante los últimos escándalos protagonizados por los suyos. La de mirar para otro lado a la espera de que escampe. Sin darse cuenta de que el agua le llega al cuello a sus siglas.

En las últimas horas el juez Pablo Ruz ha asestado una puñalada al corazón del PP en la figura de uno de sus últimos secretarios generales, y ni por ésas se toma conciencia del problema que acecha, por desgracia por demasiado tiempo ya.

Es verdad que la economía es muy importante, aunque no puede desdeñarse que en el último barómetro del CIS la corrupción es el segundo mayor problema para los españoles.

La imputación de Ángel Acebes, sin entrar en si está lo suficientemente fundamentada en el auto del magistrado, supone un nuevo hachazo -tras el terrible golpe a la credibilidad que supuso la de Rodrigo Rato- a la galería de referentes del PP, cada vez más vacía.

¿Y que ha hecho el partido cuando un juez ha puesto en duda la honestidad del que fuera su número dos durante cuatro años? Esperar a que transcurriera un día entero y, al siguiente, enviar un comunicado de cinco líneas manifestando su «respeto» a las decisiones judiciales y reiterando que no existe otra contabilidad «que la presentada y auditada por el Tribunal de Cuentas». O sea, nada.

Y tú más

De nuevo el partido volvió a guardar silencio y sólo cuando desde el PSOE se acusó a Rajoy de ser el «jefe de la cuadrilla» de la supuesta caja B salió Carlos Floriano como un resorte. No a anunciar expulsiones ni esa regeneración tantas veces prometida que nunca llega, qué va, sino a entrar en el y tú más.

Precisamente, a transitar en ese diálogo de sordos partidista que tanto deploran los ciudadanos de cualquier sesgo ideológico.

«El único partido político condenado por los tribunales por financiarse ilegalmente ha sido el Partido Socialista», señaló Floriano.

Cada vez que un dirigente del PP pronuncia esa frase Pablo Iglesias y el resto de beneficiarios de la crisis del bipartidismo, sonríen admirados por tanta torpeza. Aunque suene fuerte, este sistema apesta. Así es.

Y todo ello el mismo día en que en las Corts valencianas se sustituía en la bancada del PP al dimitido Juan Cotino por otro imputado más, Felipe del Baño.

Y el mismo día, también, en que se filtraron íntegramente las declaraciones ante el juez de los representantes del Partido Popular en Caja Madrid, Miguel Blesa, Rodrigo Rato e Ildefonso Sánchez Barcoj del pasado viernes.

«Entiendo claramente que es una parte de mi retribución, no un incremento», le dijo el ex presidente de Bankia al juez Fernando Andreu con toda su sangre fría, sin que se le cayera la cara de vergüenza.

Al Comité de Derechos y Garantías del PP ni eso le ha explicado porque, una vez que Rato solicitó su suspensión temporal de militancia, el partido dio carpetazo a su expediente informativo.

Otro mensaje más de que no se está dispuesto a separar el grano de la paja, lo que extiende la imagen de que si no se reacciona es porque unos y otros se tapan las vergüenzas.

Capítulos, todos ellos, para añadir al manual de cómo lograr que a los mismos militantes que antes eran capaces de partirse la cara por el PP por todos los pueblos y ciudades de España, ahora cada día se les caiga de vergüenza.

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