Un análisis de Antonio Papell en 'El Economista'

PP-PSOE: El huracán Podemos podría acelerar el último as en la manga de Rajoy

El presidente del Gobierno y líder del PP un gobierno de coalición con el PSOE

La lucha contra la corrupción debe ser decidida, veraz y creíble, y sus propuestas deben formularse pensando en la ciudadanía

El análisis, largo, sosegado y profundo, aparece este 6 de noviembre de 2014 en el diario ‘El Economista‘.

Lo firma Antonio Papell y sostiene la tesis de que la organización de Pablo Iglesias recoge de momento un voto reactivo, que puede sedimentar o no según varios factores: los derroteros ideológicos de Podemos, todavía sin determinar; la evolución de PP y PSOE en lo tocante al tratamiento de la corrupción, etc.

Arranca Papell recogiendo los datos del último Barómetro del CIS:

Sólo un loco o un necio podría pensar que el fenómeno de Podemos, que ya está actuando como un potente revulsivo, no tiene importancia ni trascendencia. Pero esta irrupción requiere, para ser entendida en sus justos términos, algunas puntualizaciones. Entre tanto, los expertos rajoyólogos no descartan que el presidente contemple de cara a las generales un gobierno de coalición con el PSOE.

El fenómeno de Podemos se afianzó ayer definitivamente en la política española gracias a su entronización en la encuesta de otoño del CIS como una de las fuerzas dominantes.

La cocina del Centro consolidó la tesis de que el bipartidismo ha muerto, ya que son tres los partidos que se disputan el poder en la franja del 20% del apoyo popular.

De momento, va en cabeza el PP pero ya es sintomático que, en términos de intención directa de voto, Podemos esté en cabeza (17,6%), delante de PSOE (14,3%) y PP (11,7%).

Estos resultados son muy semejantes a los de la encuesta de Metroscopia publicada el pasado domingo en El País.

El voto de Podemos

Resulta muy difícil valorar el ímpetu de Podemos en las encuestas. La cocina sociológica sirve para transformar resultados en bruto en otros depurados que tengan en cuenta las vicisitudes del trabajo de campo, las dudas y vacilaciones de algunos encuestados, las ocultaciones de otros, etc.

Estos coeficientes correctores que se aplican son empíricos, es decir, provienen de la experiencia, de lo acontecido en ocasiones anteriores.

¿Y qué experiencia tienen los sociólogos en todo lo referente a una fuerza política que se ha creado hace ocho meses y que apenas consiguió hacerse verosímil al obtener un magnífico resultado en las elecciones europeas del pasado mayo?

Quiere decirse, en definitiva, que los resultados elaborados a partir de la intención de voto directa tienen escasa consistencia.

Otro aspecto que ha de ser tenido en cuenta es que buena parte de los votantes de Podemos no presta su apoyo en positivo a esta organización sino como represalia contra otro partido.

La encuesta de Metroscopia detectó que estos votantes que quieren castigar al PP o al PSOE por este medio serían del orden del 20% del total. Lo que confirma la tesis de que la organización de Pablo Iglesias recoge de momento un voto reactivo, que puede sedimentar o no según varios factores: los derroteros ideológicos de Podemos, todavía sin determinar; la evolución de PP y PSOE en lo tocante al tratamiento de la corrupción, etc.

Falta, en cualquier caso, más de un año para las elecciones generales, con lo que hay tiempo de que evolucionen las preferencias colectivas en un sentido o en otro. La situación es evidentemente fluida y la consolidación de Podemos pugnará con el esfuerzo de PP y PSOE por salir de su confinamiento, por recuperar clientelas perdidas, por adquirir credibilidad.

Los dos grandes partidos son conscientes de su delicada posición y es de suponer que no quedarán inmóviles ante la amenaza que se cierne sobre ellos.

El as en la manga de Rajoy

Cuentan los expertos rajoyólogos que el presidente del Gobierno, que ya ha anunciado indirectamente que será candidato del PP en las próximas elecciones generales, cuenta con un gobierno de coalición con el PSOE si se confirma el buen resultado de Podemos.

Sin duda, se trata de una opción posible? que está muy lejos sin embargo de ser la única. En contra de esta idea está la evidencia de que el PSOE saldría destruido de la experiencia; porque si Podemos logra un resultado apreciable, será porque ha lanzado un mensaje al menos relativamente centrado, y en estas circunstancias la alianza PP-PSOE dejaría toda la clientela de centro-izquierda en manos precisamente de Podemos.

Además, tal coalición desnaturalizaría al PSOE y vitalizaría las restantes opciones de izquierdas, como IU, que aunque muy amenazadas en su propia supervivencia por Podemos, no parece que vayan a desaparecer.

Hay que tener en cuenta que el precedente alemán, que se invoca aquí con frivolidad, no tiene nada que ver con nosotros. Allí, socialdemócratas y socialcristianos, que reconstruyeron materialmente el país y la moral nacional tras la segunda guerra mundial, mantienen unas relaciones muy distintas de las que aquí puedan tener PP y PSOE.

En definitiva, los dos grandes partidos deben desengañarse: la única manera de luchar contra Podemos, de mantener su privilegiada posición hegemónica, es recuperar el predicamento perdido en el electorado.

Su lucha contra la corrupción debe ser decidida, veraz y creíble, y sus propuestas deben formularse pensando en la ciudadanía. De otro modo, el cambio de sistema, incluido el régimen de partidos, será sencillamente inevitable.

 

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