LA IMPOSIBLE TAREA DE RECUPERAR LA CREDIBILIDAD

Mariano Rajoy tiene la oportunidad de ejecutar un golpe de timón durante una moción de censura

Al PP no le faltan méritos en la acción de gobierno; le falta crédito político

Mariano Rajoy tiene la oportunidad de ejecutar un golpe de timón durante una moción de censura
El presidente del gobierno Mariano Rajoy, en el Palacio de la Moncloa. EF

EL Gobierno y el Partido Popular han podido comprobar que los efectos políticos y sociales de la sentencia del Caso Gürtel no desaparecen con discursos que se limiten a rebajar la gravedad de una decisión judicial o a cuestionar, con buena lógica y armado de razones, la moción de censura planteada por el PSOE.

El problema se sitúa en otro terreno: el de la creciente pérdida de confianza ciudadana en la marca del partido. Los populares deberían saber en qué consiste el concepto de opinión pública y cuál es su valor en una democracia.

Nadie cuestiona que el Gobierno de Rajoy ha sacado a España de una crisis económica sin precedentes. Tampoco se discute que haya aprobado reformas esenciales en la lucha contra la corrupción, ni que la sentencia de la Gürtel no condena penalmente a ningún ministro ni al PP.

Todos estos hechos son ciertos, pero ya no influyen en una opinión pública saturada por el encadenamiento de escándalos que afectan al PP y por una falta de reacción que exaspera a sus votantes. Al PP no le faltan méritos en la acción de gobierno. Le falta crédito político.

Sin apoyos parlamentarios, el tiempo del que dispone Mariano Rajoy hasta la celebración de la moción de censura planteada por el PSOE es clave para tratar de apaciguar la situación en torno a su Gobierno y a su partido.

Ambos se enfrentarán a un declive electoral de dimensiones dramáticas si no afrontan con urgencia el proceso de refundación y renovación que llevan aplazando contra toda lógica política.

En efecto, los dirigentes del PP se enfrentan a un fin de ciclo que no quieren reconocer, pero que existe y que ha sido causado por dos graves errores: vaciarse voluntariamente de ideología, enajenándose aquella legendaria fidelidad de sus votantes, y bloquearse ante unos acontecimientos que ni controlan ni entienden.

Incluso en estas circunstancias tan adversas, a una formación con la historia del PP le es exigible que tenga iniciativa, al hilo incluso de la moción de censura socialista, y busque una salida, porque si no lo hace, una y otra le vendrán impuestas de fuera y con efectos traumáticos para los populares.

Desde estas páginas editoriales hemos insistido en que el proyecto político de centro-derecha ha sido para España el artífice de sus mejores años en democracia. Y ese proyecto, que fue mayoritario en 2000 y 2011, está ahora mismo viviendo una grave crisis de orfandad por el aturdimiento del PP.

Sus dirigentes -todos, sin excepción- deben ser conscientes del compromiso que históricamente tiene asumido el PP con la sociedad española y de que, en este momento, ese compromiso pasa por un golpe de timón.

Por puro instinto de supervivencia, Rajoy tiene en sus manos la oportunidad de ejecutarlo, de forma creíble, durante una moción de censura en la que el PP, y no su Gobierno, se juega un futuro que condiciona el de España.

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