Pero, ¿qué hay que pactar con Vox?

Pero, ¿qué hay que pactar con Vox?

Hay una España que considera que negociar, pactar y gobernar con Podemos, incluso con Bildu, es digno de celebración y alabanza pero hacerlo con PP, no digamos con Vox, es materia de absoluta repugnancia. Hay una España que cree que manifestarse con Podemos por los derechos homosexuales es decente pero que hacerlo con los fascistas de Ciudadanos es inmoral.

Hay una influencia de ciertos miembros señalados de la sociedad que desequilibran la orientación ideológica de la masa de ciudadanos, convenciéndonos de que todo lo que suene a conservador, a tradición, a identitario es puro fascismo, que es malo todo lo que suene bandera, himno o nación… si se trata de los de España, y santo, venerable y admisible si se trata de Cataluña o el País Vasco. Suelen ser los mismos que nos cuentan hasta el número del calzado del vecino de los padres de un violador español pero que esconden las repetidas agresiones de diverso tipo de ciudadanos extranjeros.

El problema es que personajes de tres al cuarto pero populares nos parecen referentes sociales o culturales. A veces por moda, a veces por pijería o sentimiento de progresía. Son personajes subidos al carro de la popularidad y de las subvenciones, a saber qué fue primero, que se creen con derecho a decirnos cómo pensar, qué decir y qué callar.

Son personajes que influyen en un buen número de ciudadanos, honestos, convencidos o simplemente gilipollas, que los siguen, veneran y adoran, que creen que Belén Esteban o Pedro Almodóvar tienen razón porque sí, porque son célebres, porque salen en la tele pontificando sobre lo que está bien o mal. Algún sociólogo debería aclararnos si son célebres porque salen en la tele o si salen en la tele porque son célebres. Y para qué sirve eso.

Son personajes sin ningún fundamento mental, cultural o ideológico que no tengan otros ciudadanos que no salen en los medios, pero que van en metro a trabajar y vuelven a casa machacados por esta inmisericorde sociedad capitalista ( la contraria es peor, téngase en cuenta) dispuestos a no dejarse manipular las neuronas por estas gentes pagadas de sí mismos y adoradas por una sociedad mema que les permite de todo solo por ser ricas o famosas.

Son personajes sin ninguna razón especial que les permita sentirse más allá del bien y del mal, salvo la adoración bobalicona y babeante de una masa informe, acultural generalmente, y que fuera de toda lógica y toda razón, acepta de ellos una verdad evangélica que no aceptan de los demás. Es una parte de la población que opina que los desnudos de Cristina Pedroche son progresistas y hechos en nombre del feminismo. Y desde ese momento hay desnudos aceptables y desnudos machistas y pornográficos.

Con el favor y consentimiento de los gobiernos habidos hasta ahora.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

Lo más leído