"El ocaso del antiguo juez comenzó cuando 'tragó' con que Dolores Delgado le llamase 'maricón'"

Alfonso Rojo: «Degenerando, degenerando, como el ministro Marlaska»

Escuchando en un mitin electoral del PSOE a Fernando Grande-Marlaska, antiguo juez y ahora ministro del Interior del Gobierno de España, tildar de ‘organización criminal’ al PP -segunda fuerza política española- viene al pelo la anécdota de Juan Belmonte sobre la meteórica carrera de uno de sus banderilleros, Joaquín Miranda, quien, tras acabar la Guerra del 36, se metió en política y, en escaso tiempo, llegó a gobernador civil de Huelva.

Cuentan que el Pasmo de Triana acudió a un festival benéfico montado por su antiguo rehiletero y que un amigo, extrañado ante el inusitado y rapidísimo ascenso político de Miranda, le preguntó: «Don Juan, ¿es verdad que este señor ha sido banderillero suyo?».

Belmonte contestó con un lacónico «sí», a lo que su interlocutor insistió: «¿Y cómo se puede llegar de banderillero a gobernador tan rápido?».

Y el genio taurino, que era tartaja, respondió: «¿Pues cómo va a ser? Degenerando, degenerando».

También tartamudeó, porque lo hace a menudo, Marlaska este domingo, 25 de abril de 2021, en Getafe, donde acudió como tercer intérprete a un acto ‘ilegal‘ -porque lo hicieron en una zona de acceso restringido por el coronavirus- protagonizado por se jefe Pedro Sánchez, para intentar ayudar al atribulado Ángel Gabilondo.

Allí, subido al alocado autobús electoral socialista, tildó al PP de ‘organización criminal’.

Motivos tiene Marlaska para ponerse un poco tartaja y no sólo por el vómito que soltó sobre el segundo partido de España, sino porque llega a este punto tras haber asumido sumiso el apaño con los proetarras de Bildu, el chalaneo con los golpistas catalanes, el pacto secreto para montar un Ministerio de la Verdad a partir de la Fiscalía y que Dolores Delgado, la titular de esta institución, se burlara de él llamándole ‘maricón’, en una comilona con el excomisario Villarejo, el exjuez Garzón y varios exjefes policiales.

Y ahora, aunque intente manipular la realidad, para que le sirva de parapeto, se ha zampado entera la ilegalidad de intentar poner a la Guardia Civil al servicio de los mezquinos intereses políticos del Gobierno PSOE-Podemos.

Y no sólo usando a sus agentes, para que hagan de ‘niñeras‘ frente al chalet de Pablo Iglesias.

La sentencia de la Audiencia Nacional, anulando el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid, es un bofetón que debería haberle hecho dimitir.

Lo de ayer, estimulando que María Gámez, la directora de la Guardia Civil, actuase de telonera suya en el acto celebrado por el PSOE en el Puente de Vallecas, ha generado un enorme malestar en las filas de la Benemérita.

Fernando Grande-Marlaska es el ministro del Gobierno socialcomunista que más decepción ha generado en España y ya tiene mérito, a la vista de la cuadrilla que rodea al inepto Sánchez.

Nos faltan datos para saber si, cuando se mira al espejo cada mañana y lo debe de hacer mucho, a Marlaska le dan arcadas.

Yo creo que no, pero como le conocí en otros tiempos y entonces me gustaba, casi me da pena.

Un tipo que parecía de acero y ha resultado de cera.

Su ocaso y me reafirmo, comenzó cuando ‘tragó‘ con que la fiscal Delgado le llamase ‘maricón‘, mientras Villarejo, Garzón y los policías se carcajeaban, y que lo escuchase toda España.

No es Marlaska un izquierdista peligroso, sino un arribista inteligente y sin escrúpulos y una vez que dejas que te la metan un poco, no es sencillo que no te la claven hasta empuñadura.

Alfonso Rojo

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