Ada Colau representa lo peor de nuestro tiempo. Lo más antidemocrático, lo más contrario a la libertad y a los intereses de la Humanidad
Alfonso Rojo protagonizó el 5 de abril un enfrentamiento dialéctico en ‘La Sexta Noche’ con la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Ada Colau, que le valió la expulsión momentánea de la tertulia televisiva y diversas críticas por periodistas de izquierdas. En concreto, Rojo le dijo a Colau «Para el hambre que dice usted estar pasando, la veo bastante gordita» —Alfonso Rojo a Ada Colau: «Pues para el hambre que dice usted estar pasando, la veo bastante gordita»–.
Alfonso Rojo, expulsado del plató de laSexta noche por llamar «gordita» a Ada Colau
Pero no todo han sido críticas a Rojo por su respuesta a Colau. Desde la edición digital de El Mundo le ha llegado un apoyo en forma de contundente artículo. En su bitácora en la web del diario de Unidad Editorial, Guantánamo, Salvador Sostres publica un duro texto titulado Gordita, gorda. Sobre las acusación de ‘machista’ y ‘fascista’ a Rojo, dice:
La izquierda puede despreciarnos por nuestro lugar de residencia y por nuestros amigos, y nosotros no podemos hacer una broma entre la demagogia de la hambruna española y la orondez de quien la practica. La izquierda puede venir a gritar a nuestras casas y es libertad de expresión. Salir a defender nuestra propiedad y a nuestra familia es violencia fascista.
Alfonso Rojo tiene razón: Ada Colau está gorda. No gordita: gorda. Yo también estoy gordo y lo reconozco sin problema y escribí un largo y nada complaciente artículo sobre el tema. Ada Colau está gorda, y puestos a hacer su misma demagogia, si tanto sufre por la necesidad ajena podría empezar por repartir su demasiada comida en lugar de exigir tanto a los demás.
Si ella se cree en el derecho de ir a los domicilios privados de los políticos para presionarles con su presencia demencial y atroz, ¿por qué no no podemos presionarla nosotros a ella para que comparta su bolsa de patatas, su donut o su entrecot? No comas más, Ada, y dale algo al pobre niño. Al pobre padre que se ha quedado sin casa. No comas más, Ada. Reparte tus hidratos y tu grasa tal como tú exiges a los demás que repartan su dinero o su propiedad.
Se muestra muy duro con la portavoz de la PAH:
Ada Colau representa lo peor de nuestro tiempo. Lo más antidemocrático, lo más contrario a la libertad y a los intereses de la Humanidad. Su populismo indigno, su permanente incitación a la violencia, y esa carraca prebélica tan de la izquierda la convierten en uno de los personajes más siniestros y lamentables del submundo antisistema.
Concluye:
Después de lo que nos ha llamado a las personas que creamos riqueza y pagamos nuestros impuestos; después de lo que nos ha llegado a insultar y a tratar de intimidar a los que defendemos el principio fundamental de la propiedad privada, después de meterse con nuestra residencia y nuestros amigos, tiene el arrojo de ofenderse porque alguien le diga lo que en cualquier caso es obvio, y todo el mundo lo puede ver. Alfonso estuvo gracioso y sutil.
Y esta chica es más cínica que gorda, que ya es decir.