Preocupación ante la actitud de la Princesa de Asturias

La mala cara de Letizia, un problema de estado y un ejemplo para Kate

Los malos modos de la Princesa vuelven a primera plana coincidiendo con el aniversario del viaje más aciago del Rey

La mala cara de Letizia, un problema de estado y un ejemplo para Kate
La princesa Letizia. CR

Coincidiendo con el aniversario de la república y dos años después del accidente de Botsuana, la Corona vuelve a copar titulares en las columnas de opinión, según se recoge en El Semanal Digital –La mala cara de Letizia, un problema de estado y un ejemplo para Kate-.

José Antonio Zarzalejos se hace eco en El Confidencial de un artículo de Fernando de Meer que no deja en muy buen lugar a Letizia, presunto obstáculo para la abdicación del Rey:

«Un criterio que hasta ahora se ha mantenido en los mentideros -pero que se ha tratado muy discretamente en los medios- es la conversión de la Princesa de Asturias y de sus supuestos comportamientos no idóneos en función de la responsabilidad que ostenta como argumento para alentar la continuidad del Rey».

No en vano, según De Meer Letizia es casi un problema de Estado:

«Una princesa de Asturias no tiene derecho a poner una mala cara o a enfadarse en público. Quizá, más exactamente, no tiene derechos. No es una funcionaria que busca un largo fin de semana; aunque necesite dedicarse a su marido y a sus hijas, y en ellos encontrar su descanso con una actitud de correspondencia por parte de Felipe».

Quizá porque Letizia no es muy buen ejemplo Kate Middleton ha decidido hacer exactamente lo contrario que ella, tal como recoge El Buscón de VozPópuli:

«Después de que la Princesa de Asturias desatara todos los rumores sobre un posible embarazo al no brindar con alcohol, las dinastías vecinas parecen haber aprendido de su ejemplo… para hacer justo lo contrario».

Al hilo de los rumores de un segundo embarazo:

«Un par de copas de tinto bastaron para poner fin a las especulaciones. Al contrario que Letizia, Kate hizo algo más que mojarse los labios. Es más, se dejó fotografiar bebiendo y pidió una segunda ronda. El incidente deja claras dos cosas: primero, que hay un nuevo estilo de comunicación en algunas coronas como la británica que todavía parecen estar por llegar a estas latitudes. Y segundo, que un par de copas de Amisfield pinot noir de 2011 parecen valer más que toda la tinta de la Casa Real».

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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