Errores de bulto, inexactitudes y portadas falsas que alertan sobre nuevos casos en España

¿Han fallado los medios de comunicación y hay gente manipulando la información con el ébola para alarmar a la población?

"El ideal sería aceptar que vivimos en los Estados Unidos del Ébola, y, por lo tanto, la lucha es global o no es lucha, solo parche"

Se ha desatado la histeria entre una población emocionalmente inmadura, guiada por unos políticos así mismo emocionalmente inmaduros

Hace tres días, en El País, David Trueba, crítico televisivo que suele escribir sobre casi todo menos sobre televisión, se largaba un artículo titulado U.S.E. sobre la presencia del ébola en España, en el que sin matices cargaba contra los medios de comunicación en general:

Pero, aunque el estallido de la situación conlleve la histeria colectiva y los medios no hagan nada por atenuarla, es conveniente dejar espacio para una reflexión algo más ambiciosa.

Y añadía Trueba:

Sería bueno, ahora que la noticia nos ha colocado en portada, conocer nuestras limitaciones y entender que los problemas ocultos se hacen realidad con una terquedad irrebatible. El ideal sería aceptar que vivimos en los Estados Unidos del Ébola, y, por lo tanto, la lucha es global o no es lucha, solo parche. Y de parcheo e improvisaciones dramáticas sabemos demasiado los españoles.

Ese mismo día, en la contraportada de ‘La Razón’, periódico dirigido por Francisco Marhuenda, Alfonso Ussía, que vive en las antípodas ideológicas de Trueba, titulaba su artículo con el nombre del perro que más lágrimas ha hecho correr por las mejillas de muchos que son incapaces de compadecerse de la muerte de seres humanos: Excalibur.

La izquierda más radical, histérica y aparentemente buenista, tiene un nuevo frente de lucha. El perro Excalibur. El ébola es una excusa para acusar al Gobierno, que hizo muy bien en repatriar a los dos misioneros españoles contagiados, precisamente, por su entrega y amor al prójimo desheredado durante toda la vida.

Sostiene:

Muy pocos de los que protestan por el posible sacrificio de Excalibur, han lamentado el fallecimiento de dos españoles que dedicaron toda su vida a socorrer a los más afligidos en zonas deprimidas y de alto riesgo de África. El nuevo «Prestige», el nuevo 11-M, se llama Excalibur. Otra cosa es que Ana Mato esté obligada a dimitir. Que lo está. Con o sin Excalibur.

Siempre se agradece que haya quien se atreva desde La Razón la dimisión de un miembro del Ejecutivo.

Sobre Ana Mato nadie dice en voz alta en el Partido Popular lo que piensa. Por el momento, a lo que se limita el PP es a intentar capear el temporal, que es de aupa, y a denunciar a media voz lo que califican de «intento de manipulación informativa» para alarmar a la población con el virus del ébola.

Ha sido José Ignacio Echániz quien ha salido a la palestra este sábado, 11 de octubre de 2014, tras reunirse con miembros de la Comisión de Sanidad del Congreso y del Senado.

 Echániz, secretario nacional de Sanidad y Asuntos Sociales del PP y también consejero de Sanidad y Asuntos Sociales de Castilla-La Mancha, ha revelado que ha denunciado ante la Fiscalía y  la Policía de «varios montajes de periódicos» que inventaban casos de ébola en hospitales de la región.

«Hay personas o grupos interesados en causar alarma y daño en un momento muy importante de la vida sanitaria y social del país. Son hechos que nos parecen muy graves, que hay actitudes que son realmente miserables, que intentan crear una alarma ficticia con noticias falsas, que no vamos a consentir y que hay que perseguir».

No habían pasado siquiera unos minutos desde que se conociera la noticia del contagio del temible virus del ébola de la auxiliar de enfermería Teresa Romero, quien en estos momentos trata de superar la enfermedad en el madrileño hospital de Carlos III, centro de referencia en investigación de epidemias, pandemias y enfermedades altamente contagiosas en el cual la infectada atendió voluntariamente para atender a los misioneros infectados repatriados desde África, cuando en las redes sociales no pocos se lanzaron a soltar bulos y manipular la escasa información existente.

Imágenes con sábanas blancas colgando de cualquier manera en un centro hospitalario como si fueran la única medida de contención de la infección previsto por el sistema sanitario público español, escritos interesados firmados por los siempre presentes sindicatos, que tratan de arrimar el ascua a la sardina de los recortes presupuestarios, falsificación de noticias utilizando para ello las cabeceras de medios de comunicación tradicionales que sembraron el pánico en Madrid a través de Whatsapp el pasado miércoles, aparición repentina de miles de expertos en protocolos sanitarios, concretamente en ébola, que saben «perfectamente» lo que se ha hecho mal…

Y en sórdido guateque participan gentes de todo nivel y profesión. Fue, por ejemplo, Elvira González Santos, secretaria autonómica del Sindicato de Técnicos de Enfermería, quien aseguró tajante el 9 de octubre, ante decenas de cámaras de televisión y a la puerta del Hospital Carlos III, que su compañera enferma de ébola estába intubada y sufría «un fallo multiorgánico».

No era así, pero a cadenas que pasearon por sus platós a Elvira en las horas siguientes, no les procupó un ápice.

Y alentados por periodistas, capaces de preguntar a un paisano de la lucense y remota Becerreá si no tiene miedo a pillar el ébola porque la familia de la enfermera es de allí, se ha desatado la histeria entre una población emocionalmente inmadura, guiada por unos políticos así mismo emocionalmente inmaduros.

A esas horas, diarios solventes como El País estaban dedicados a meter de tapadillo periodistas en la zona restringida del hospital, se sacaban fotros de la enferma, se vulnerabla su derecho a la intimidad y se daba pábulo a cualquier tontería.

Mientras en Change.org, donde la campaña para salvar al espeleologo Cecilio no recogió más que 30.000 firmas y la destinada a evitar que asesinen a los traductores afganos del Ejército español apenas tiene 86.000 apoyos, reunían más de 400.000 firmantes para evitar que se sacrificase al perro ‘Excalibur‘.

No está claro que puede hacer al respecto el atribulado PP, pero lo cierto es que los bulos, las inexactitudes, las portadas falsas, las portadas erroneas y las más groseras exageraciones se prodigan.

En ocasiones se trata de fotomontajes en los que se utiliza la cabecera de un determinado medio de comunicación mostrando un titular manipulado, falso. Por ejemplo:

«Nuevo infectado del Ébola, una alumna de magisterio en la universidad Autónoma de Madrid».

Falso: aunque se presente a modo de pantallazo, se trata de una manipulación.

Otro mensaje muy extendido por WhatsApp induce al miedo asegurando que son ya cuatro los infectados por el ébola.

Falso, por cuanto se conoce hasta ahora. Otros bulos apuntan a inventados nuevos casos de contagio en distintos puntos de España. Otros utilizan falsos comunicados de alguna universidad.

Como escribe Almudena Negro en ‘VozPopuli’ y al margen del penoso papel que ha jugado la ministra de Sanidad, apartada afortunadamente por Mariano Rajoy de lo que tendría que ser ahora su labor primodial, lo cierto es que seguir estos días atrás las redes sociales se hace imprescindible para comprender el nivel de infantilización consecuencia de la ideología dominante en Europa que padece nuestra sociedad.

«Una sociedad de pensamiento mágico que tiende a creerse cualquier bobada, con tal de que suene misteriosamente aterradora. Y el ébola, una enfermedad conocida en occidente desde que Dustin Hoffman protagonizara la película Estallido resulta perfecta para tal fin».

 

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