‘Favor con favor se paga’, reza un viejo dicho castellano. Y en el caso de Alberto Recarte se cumplía a la perfección en lo que a Miguel Blesa se refiere. Durante años, Recarte pagó con su tarjeta negra de Caja Madrid todo tipo de bienes y servicios, desde una habitación en un lujoso hotel de la misma Madrid en la que él vive, hasta billetes de avión pasando por tiendas de artículos de golf. Sus gastos totales ascendieron a 139.000 euros. Eran los años en los que nacía y se afianzaba Libertad Digital, primero un digital y luego un grupo mediático que presidió hasta diciembre de 2011, cuando se apartó del cargo de forma discreta.
Desde la tribuna que le ortorgaba Libertad Digital, Recarte devolvió los favores a Blesa en forma de textos elogiosos con él y su gestión. Llegó a ponenerle, incluso, como un ejemplo para la regeneración política de España. Lo hacía, cuando compatibilizaba su cargo de presidente de Libertad Digital con el de consejero de la entidad financiera madrileña, el mismo año, 2007, en el que Caja Madrid triplicaba la inversión publicitaria en el grupo de medios del que el propio Recarte era el máximo responsable corporativo.
En 2007, Alberto Recarte escribía un ensayo titulado ‘Honor y deshonor en Endesa y Caja Madrid‘ (texto íntegro en PDF), que se publicó por capítulos en Libertad Digital. En la tercera entrega —De Pizarro a Blesa–, publicada el 14 de abril de 2007, llegan las loas más destacadas al entonces presidente de Caja Madrid.
Y honor también para Miguel Blesa, que ha defendido los intereses de la institución que preside, Caja Madrid, con prudencia y valentía.
En un momento advierte sobre los efectos perversos sobre las cuentas de las cajas que pueden tener la intervención de algunos políticos que actúan ‘con buena voluntad’:
En definitiva, se trata de evitar que la buena voluntad de algunos políticos, deseosos de favorecer a su región con inversiones muchas veces más que justificadas, terminen por traducirse en la perdida de solvencia de las cajas de ahorro, que hoy suponen más del 50% del sistema financiero español; un porcentaje que han conseguido en pura competencia, sin ningún tipo de ventaja, ni fiscal ni de funcionamiento, frente a los bancos.
Habla de la función de los consejeros de las entidades financieras, aunque no de la existencia de tarjetas no controladas manejadas por los miembros de ese organismo en Caja Madrid:
A los consejos de todo tipo de entidades financieras corresponde defender su objeto social, a sus depositantes y a sus accionistas o a las entidades representativas del interés social. Es difícil ser independiente. Y Miguel Blesa lo ha sido.
Dice también:
Y honor a Manuel Pizarro, a Miguel Blesa y a Manuel Conthe, porque han demostrado que existen personas, de diferente ideología política, capaces de defender las instituciones en las que participan o presiden, aún pagando precios muy altos en lo que respecta a sus futuros profesionales.
El mismo año en el que Recarte se expresaba de esa manera, Caja Madrid multiplicaba casi por tres su inversión publicitaria en el grupo Libertad Digital, según publican El Economista citando correos electrónicos que «están en manos de la justifica» —Caja Madrid multiplicó por tres la inversión en Libertad Digital en 2007–. En concreto, la cantidad destinada por la entidad financiera a publicad en Liberttad Digital saltó de 72.800 euros en 2006 a 213.348 euros.
En un correo electrónico, el entonces director de comunicación de Caja Madrid, Juan Astorqui, explicaba a Blesa el 20 de septiembre de 2007 que 118.000 euros se destinaron a Libertad Digital Televeisión, mientras que el resto del dinero fue a parar a publicidad en el periódico on line. En el mensaje, Astorqui compara esas cifras con las destinadas al grupo de Julio Ariza, que todavía no había comprado La Gaceta: «Para que tengas una referencia, toda la inversión de Caja Madrid en el Grupo Intereconomía (Radio Intereconomía, Intereconomía TV e Internet), será este año de 192.158 euros».
