HUGHES

¿Gatitos contra la barbarie islamista?

Los internautas inundaron Twitter con fotos de gatos tras el atentado en Barcelona

¿Gatitos contra la barbarie islamista?
Gato. PD

Al conocerse la noticia del atentado, una de las preocupaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tan profesionales y dignas de aplauso, fue que las imágenes no se difundieran.

Se convirtió en un mandato deontológico para muchos informadores. Pocas cosas más aburridas que un debate de ética periodística, asunto para el que Hughes, que escribe este 18 de agosto una columna iluminadora en ‘ABC‘, confiesa con sorna que no esta capacitado:

«Por ninguno de los dos conceptos, pero con ese criterio no tendríamos la foto de la niña del napalm. Tampoco los inmigrantes en las pateras reciben ese tratamiento. Ahí la crudeza está al servicio del ‘Europa debe responder'».

El asunto iba más allá de los medios. Un Foro de la Guardia Civil solicitó que durante el operativo se mostraran en las redes fotos de gatitos: «Tomemos como ejemplo a Bélgica».

El efecto era chocante. En las personas que así obraban había un conjunto de buenas intenciones: proteger a víctimas y familiares, no obstaculizar la labor policial y no amplificar el terror. No hacerles el juego a los terroristas (Los internautas inundaron Twitter con fotos de gatos tras el atentado en Barcelona, ¿Sabes por qué?).

Esto contribuye a un efecto de asepsia que se prolonga después: no puede verse afectada nuestra sensibilidad, y el trastorno no puede cambiar ni modo de vida ni sistema de creencias. Aparecen entonces lacitos de condolencia, los mensajes políticos difusos. El enemigo resulta poco claro, casi abstracto.

¿Está entre nosotros o no? Nada de la voluntad implacable de erradicación que despierta el asesino nazi. Mensajes de normalización. «Libertad, Igualdad y Fraternidad», pidió Espinar. Algunos, sí, proclaman otra Guerra Mundial de tres días. Todo forma una especie de protocolo de asepsia liberal específico para el terrorismo islámico.

Hasta el tuit de la Casa Real era extraño. En una cuenta institucional destinada a «informar a los usuarios sobre las actividades» se leía lo siguiente: «Son unos asesinos, simplemente unos criminales que no nos van a aterrorizar».

Estos asesinos no son simplemente unos criminales. Son algo más. Y no, quizás no nos lleguen a aterrorizar, pero matan. Eso no es ganar.

Hay una preocupación enorme por no ceder al terror, como si realmente eso fuera lo importante. No cambiar es un propósito cívico y político encomiable, pero empieza a presentar rasgos absurdos. Resulta un poco sospechoso que el gran objetivo sea vivir como si nada hubiera pasado.

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