Habría que promover que concedan el próximo Premio Nobel de Medicina a la Consejería de Sanidad que dirige Antoni Comín, capaz de convertir en 24 horas 800 heridos en 4 hospitalizados y curar cinco dedos rotos, dejándolos en un meñique inflamado
Los grandes maestros del género son los ‘memeólogos‘ rusos. Son ellos, coordinados desde algún sórdido sótano del Kremlin, a quienes los expertos atribuyen gran parte del mérito en la soprendente, inesperada y brutal victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton en las últimas elecciones presidenciales norteamericanas.
En cualquier caso, no es Rusia el único lugar donde se entiende a la perfección el valor del ‘meme‘ como arma política, ni es EEUU el único escenario en que se han utilizado las fotos, viñetas, gifs y cifras como armas políticas y con efectos letales.
El término ‘meme‘, acuñado por Richard Dawkins en su libro ‘El gen egoísta’, donde habla de la teoría memética de transmisión cultural, puede ser desde una foto a un texto, pasando por un vídeo o un gif y sólo requiere talento, imaginación, cierta gracia o crueldad y mucha intención.
Con esos elementos y gracias a su visualidad, se viralizan con extrema rapidez, llegando a un amplio abanico de usuarios, vía correo electrónico, Whatsapp o redes sociales.
Al estilo de los hackers rusos al servicio de Trump, operan desde Cataluña un buen grupo de ‘memeólogos‘ independentistas y ha sido con motivo del infausto referéndum ilegal del 1-O cuando han mostrado su eficacia y peligrosidad.
Su gran mérito, visto desde el lado de quienes quieren romper España, es haber logrado contaminar tan a fondo la información, que cientos de medios de comunicación, periodistas y políticos de todo el mundo, incluido un buen contingente en España, se tragaron sin pestañear el bulo de la represión bestial.
«El balance de heridos no existe en Europa desde la II Guerra Mundial».
Este fue el torticero -y falso- balance que ha hecho esta semana el presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, sobre las personas que resultaron heridas durante la jornada del referéndum ilegal del 1-0.
Desde primera hora, se evidenció que las cargas de los antidisturbios de la Policía y Guardia Civil iban a ser la gran baza mediática internacional que Carles Puigdemont y Oriol Junqueras utilizarían para la internacionalización de su causa separatista.
La farsante ‘vende butifarras’ de los 5 dedos rotos que sólo tenía una inflamación
La Consejería de Sanidad que dirige Antoni Comín. Y es que esta Consejería facilitó más información a los medios sobre los supuestos heridos en las cargas policiales, que el día del trágico atentado yihadista en Las Ramblas, el pasado 17 de agosto de 2017.
Según revela el diario digital Redacción Médica, el departamento que dirige Antoni Comín hizo públicos hasta cinco comunicados oficiales en menos de 24 horas, relativos a los heridos en los enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Lo hizo además en cuatro idiomas, catalán, castellano, inglés y francés, y con la denominación falsa de «Ministerio de Sanidad«:
Le Ministère de la Santé informe que 893 personnes ont reçu une assistance médicale sur #CatalanReferendum #1Oct pic.twitter.com/ptJoqtJCdG
— Salut (@salutcat) 2 de octubre de 2017
Esta hiperactividad informativa contrasta con el apagón de información oficial sobre heridos en la sala de prensa de la web Salud de la Generalitat durante cinco días posteriores al 17 de agosto, fecha de los atentados islamistas de Barcelona y Cambrils. Cabe recordar que, además de los 17 fallecidos, los atentados provocaron 130 heridos.
No transcurrida todavía una semana y a la vista de los titulares y reportajes aparecidos en los medios de comunicación internacionales, es indudable que el Gobierno de España perdió la batalla propagandtica por incomparecencia. Por no tener relato, por la inanidad de RTVE, por carecer de ideas, o peor aún, por no tener nada que decir.
La trampa del 1-O, con policías y guardias civiles dando palos de ciego, vendidos por un Ministerio del Interior que premia a los Mossos mientras a ellos les deja varados en el crucero de Piolín, ha sido la gran victoria de los independentistas.
No todo lo que encuentres en las redes es verdad. NO hay ningún niño herido, a pesar de ser utilizados en las movilizaciones.#STOPBulos pic.twitter.com/UxDlaqMBHL
— Policía Nacional (@policia) 2 de octubre de 2017
Porque les ha permitido convertir un problema local en una cruzada global, en la que ellos cumplen el papel de mártires.
Y los medios internacionales le han comprado la mercancía averiada, la farsa de los dedos rotos, los bulos de los pacíficos catalanes sangrando por los cuatro costados.
Nadie le exige a TVE que sea la TV3 del Gobierno: sólo se le exige que no mienta y menos a favor del relato de los golpistas, que es lo que ha hecho el incompetente de José Antonio Gundín, un paracaidista al que colocaron allí para que hiciera exactamente eso, otorgar trato de ministro a los dirigentes de Podemos —«porque es lo que nos conviene»— y ocultar las imágenes que pueden perjudicar a los separatistas.
Esas hay que buscarlas en Twitter, jamás las verá en TVE, porque la tienen secuestrada los matones de ‘El Lechero‘ Fortes, expertos en hacer escraches a los compañeros que no le bailan el agua.
El supuesto ataque de la Policía Nacional a los votantes catalanes el 1-O de 2017, que ocurrió el 14 de noviembre de 2012, durante una manifestación contra la austeridad en Tarragona y donde los que reprimieron fueron los Mossos
Spanish police attacking Catalan voters pic.twitter.com/Df6XHuEuK4
— Persian Rose (@PersianRose1) 1 de octubre de 2017
En otras empresas, eso se llama ‘mobbing‘ y es un delito, pero en la TVE del inútil de Gundín, en la que varios redactores confiesan estar bajo tratamiento psicológico, todo vale.
Gracias a la incomparecencia de esa calamidad llamada Alfonso Dastis, los corresponsales extranjeros le han comprado a los separatistas el martirologio mediático.
Con la excepción de ‘Le Monde’, el resto ha asumido que lo que ocurre en Cataluña es una primavera árabe, un ‘mayo del 68’, una revuelta hippie. Y RTVE tocando el violón.