El director de El Mundo se “enrabieta” en un editorial

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Pedro J. Ramírez: «¡Pero, claro, nosotros no somos Polanco!»

Periodista Digital, Jueves, 23 de junio 2005
“El Gobierno de Zapatero ha tomado una serie de decisiones direccionales en el sector de los medios de comunicación que van en la misma dirección: fomentar la concentración de poder y favorecer la hegemonía de Prisa”. Con este párrafo empieza un rabioso editorial de El Mundo en el que se critican las distintas decisiones del Gobierno que, según Pedro J. Ramírez, favorecen descaradamente al grupo de Jesús Polanco.

En dicho artículo, titulado “Los favores a Polanco, una vergüenza para la democracia”, se habla de la legislación sobre el panorama radiofónico “hecha a la medida para ayudar al grupo de Polanco” y habla, también, del “descarado favoritismo” para que “Canal Plus pueda emitir en abierto sin restricción alguna”.

Dolido por ver cómo su proyecto audiovisual no acaba de salir adelante, Pedro J. Ramírez hace que en este artículo resulte imposible de interpretar segundas intenciones entre líneas, porque está todo a la vista:

“Conceder a Canal Plus el favor de emitir en abierto es ya un agravio para otras empresas del sector, pero Veo TV –concesionaris de una licencia para emitir en abierto con señal digital en la que participa El Mundo- se vería todavía más vapuleada si el Gobierno no accediera a su demanda de disponer provisionalmente de una frecuencia analógica para prestar el servicio que se le adjudicó por concurso público y que no puede consumar por la “causa imprevista” –en este caso, sí- del retraso tecnológico”.

Se remite al artículo 101 de la Ley de Contratos del Estado para estas acusaciones de “descarado favoritismo” ya que, argumenta, “no existe ninguna razón de interés público para que Canal Plus pueda emitir en abierto” porque “perjudica a las cadenas privadas” e “incide negativamente en el desarrollo de la TV digital”.

Sin embargo, con su canal de televisión ya es otro cantar: “Que Veo TV pudiera emitir en analógico beneficiaría más al interés de los ciudadanos, se ajustaría mejor a la Ley de Contratos del Estado, sería más respetuoso con la competencia y serviría mejor al objetivo de alcanzar cuanto antes la digitalización”, para terminar reclamando impotente que “¡Pero claro, nosotros no somos Polanco!”.

En cuanto a su juicio sobre el Gobierno, le parece “bochornoso que esté gestionando el espectro radioeléctrico con criterios clientelares y con el propósito de recompensar al grupo periodístico que le ayudó a acceder al poder mediante la manipulación de la opinión pública”.