Sorprender es la ley

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El asesinato llegará a GH

Periodista Digital, Viernes, 21 de octubre 2005
El estreno de la séptima edición de ‘Gran Hermano’ fue el segundo comienzo más visto de toda su historia. Un total de 5.611.000 espectadores estuvieron pendientes de los nuevos concursantes. Lo que se tradujo en el 35,2% de share. España es el único país que ha emitido siete ediciones de ‘Gran Hermano’ y, lejos de desgastarse, sigue arrastrando a millones de curiosos ante la pantalla.

El estreno de la séptima edición resultó exagerado incluso para sí mismo. El programa se ha convertido en todo un formato con nombre y reglas propias. Los ingredientes de su éxito son: la sorpresa, el show, el juego, la experimentación, el desconcierto, la afrenta, la rivalidad, el exhibicionismo y la perdida de respeto al espectador y a los concursantes.

‘Gran Hermano’ ha creado al prototipo de concursante ideal. Hay un perfil determinado para entrar en el concurso. No vale cualquiera. El concursante de ‘Gran Hermano’ ha de ser especialmente polémico, de personalidad marcada y definida, con carácter propio y con las ideas muy claras. Si su escala de valores no es la habitual o la que sigue la mayoría ( el facha, el homófobo, el frikie...) tiene más posibilidades para entrar en la casa. Por la pasarela del concurso pasan desde el arrogante y egocéntrico, hasta el inocente e infantil. El concursante de ‘Gran Hermano’ no puede dudar de sí mismo, ni de sus ideas. Otros concursantes anteriores, que han conseguido el éxito por sí mismos, se han convertido en modelos a seguir. ‘Gran Hermano’ tiene un molde definido para cada habitante de la casa.

La gala de ayer fue un despropósito planificado y resultó lamentable para el espectador que exija a la televisión un mínimo de respeto. El equipo de ‘Gran Hermano’ no sólo tiene definido al concursante, sino que también ha confeccionado su propio espectador. El seguidor de 'Gran Hermano' ha de cumplir un perfil marcado: querer ser sorprendido y no tener ningún tipo de capacidad crítica ante lo que ve. La audiencia de ‘Gran Hermano’ tiene que estar a disposición de las inconstantes ideas de sus creadores.

En el estreno se expulsó a tres concursantes de la convivencia con el resto. Las tres señoritas designadas han de pasar la semana en un cuarto alejado de la casa, sin que ninguno de los habitantes se enteren de su existencia. Para sobrevivir cuentan con la ayuda de otro de los concursantes, que es el único que sabe de su situación, al que se le ha encargado una misión: darles de comer y de vestir, sin que ninguno de sus compañeros se de cuenta. Si el nuevo héroe es descubierto se convertirá automáticamente en uno de los nominados. El espectador de esta séptima edición se preguntará si estaba viendo ‘Gran hermano’, ‘Juegos sin fronteras’ o ‘Humor amarillo’.

El equipo del programa lo tiene claro: Sorprender es la ley. Hay que asombrar a concursantes y público. Cada vez va a más. No hay límites. ¿ Qué falta por ver? El perfil de concursantes de este año es el ideal para sorprender a los creadores de ‘Gran Hermano’. Aún pueden lograrlo. Se lo deben a su público y a ellos mismos: Alguno matará a otro ante las cámaras. El asesinato en directo llegará a ‘Gran Hermano’ y puede que, quizás, entonces alguien reaccione.