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El genio según pasan los años

, Sábado, 17 de junio 2006

La entrevista se la hace Ezequiel Martínez para Clarín y tiene como excusa la última novela del genio. Se titula Travesuras de la niña mala,  y  cuenta la pasión tormentosa y desgarradora de Ricardo —un intérprete de la ONU gris y sin ambiciones que reside en París—, por la "niña mala", una mujer fría y manipuladora que abandona Perú para entregarse al marido de turno que resulte el mejor postor. A finales de marzo cumplió sus 70 años, y a los festejos de una cifra con tan emblemática redondez, se le sumaron los de la boda en Perú de su hija menor, Morgana. Su agotadora agenda de las últimas semanas incluyó un homenaje a toda su obra en Estocolmo.

{p}¿En esta novela dejó muchas pistas sobre su propia vida??{/p}
{r}Cuando hablas del amor tienes que recurrir también a tu propia experiencia, inevitablemente. Nunca he escrito una historia que no tenga una raíz en lo vivido. Digamos que es un cincuenta por ciento de imaginación y un cincuenta por ciento de recuerdos..{/r}
{p1}Uno de los personajes dice que hay que acabar con el amor romántico, porque es el que más sufrimientos produce. ¿La idea siguió por ahí?{/p1}
{r1}Lo que yo he querido hacer es describir una pasión moderna en un entorno moderno, y al mismo tiempo trasladar esa pasión por ciudades y por épocas que yo he vivido y que de alguna manera han marcado profundamente al mundo, porque allí han ocurrido cosas que han tenido una enorme repercusión, una enorme trascendencia. Imagínate, París en los años 60, con toda la excitación en torno de la utopía socialista, a la revolución armada, a la revolución universal; luego Londres en los 70, con el movimiento hippie, con la transformación de las costumbres, con la nueva moral, los nuevos valores artísticos, la mitificación de la droga, los movimientos del orgullo gay, la gran ofensiva del feminismo... y bueno, la gran liberación de las costumbres, ¿verdad? Y por último está España, que es en cierta forma la historia feliz de los tiempos modernos, su gran transformación de dictadura en democracia, de país aislado a un país completamente integrado a Europa y al mundo.{/r1}
{p1}Al protagonista lo rozan algunos de los momentos más convulsionados de la segunda mitad del siglo XX, pero siempre es un observador, nunca un partícipe. ¿Usted también los vivió así?{/p1}
{r1}No en el caso de los años 60, donde estuve mucho más comprometido políticamente. Presencié y sentí un poco la ilusión y el gran entusiasmo por la utopía social, por el mito de la revolución cubana. Ahora, en cuanto a mis años en Londres sí, viví muy de cerca aquel proceso pero por razones puramente accidentales. Me había ido a enseñar a Inglaterra, y la casualidad quiso que yo me fuera a vivir a East Court, que era el corazón de la movida hippie. Vi todo ese movimiento con mucha simpatía, pero a distancia: nunca hubiera podido ser un hippie, mi temperamento y mi vocación no estaban por allí.{/r1}
{p1}Por otro lado, no era un movimiento intelectual, a diferencia de lo que ocurría en París.{/p1}
{r1}No, no lo era en absoluto. Hay movimientos literarios que de alguna manera adscriben al fenómeno, como toda la poesía beat por ejemplo, pero más por la personalidad de figuras como Allen Ginsberg que se pegó mucho a esos jóvenes y entonces ellos lo adoptaron. En cambio en París se da un movimiento que tiene una participación muy activa de los intelectuales, empezando por Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, aunque él después toma distancia. En París se da claramente un movimiento ideológico que además provocó grandes polémicas.{/r1}
{p1}Ricardo vive todos estos procesos a través de sus amigos —tiene uno guerrillero, otro hippie—, que por distintas razones él va perdiendo. ¿Es también una novela sobre la amistad?{/p1}
{r1}Desde luego, creo que ése es otro de los grandes temas del libro. Cada uno de los capítulos es una historia que tiene su protagonista, que es un amigo muy entrañable de Ricardo. Estos amigos van desapareciendo, van quedándose atrás, se van perdiendo. Pero el tema de la amistad en la novela es casi tan importante como el amor, eso es verdad. Ricardo tiene su sostén y se apoya en estos amigos, y la desaparición de cada uno de ellos lo deja más solo y profundamente lastimad{/r1}
{p1}¿Leyó las especulaciones acerca de la X a la que está dedicada la novela?{/p1}
{r1}Sí, me he reído mucho con las especulaciones que he leído, lo cual quiere decir que los lectores son unos chismosos. Lo que quieren saber es quién es X, y si yo hubiese querido que se supiera, no habría puesto una X sino el nombre y apellido de la persona a la que está dedicada{/r1}
{p1}Usted participó del boom de la literatura latinoamericana, un fenómeno que no está presente en la novela, a pesar de haberse desarrollado en esos años.¿Por qué?{/p1}
{r1}Sí, es verdad, eso no aparece allí, pero tampoco aparecen muchísimas otras cosas. En los años del boom, los amores de Ricardo y la niña mala se desplazan más bien a Inglaterra... {/r1}
{p1}Otro aspecto que llama la atención es que entre las ciudades que recorre la novela no aparece Barcelona, donde usted vivió cinco años hasta 1974.{/p1}
{r1}Sí, fue importante, pero no está. Tampoco están otras, ¿por qué no aparecen Washington o Nueva York, donde también he vivido? Ignoro por qué no, pero te puedo decir por qué aparecieron las ciudades que están. Por ejemplo creo que Madrid es como el símbolo de esa gran transformación de España, y además, dentro de Madrid, el barrio de Lavapiés es muy sintomático, muy prototípico de esa transformación de la España ensimismada, a la Torre de Babel que es hoy día.{/r1}
{p1}En otro artículo también hay una observación muy reveladora: el personaje de Fukuda, un mafioso, es japonés ¿Cualquier semejanza con Alberto Fujimori es pura coincidencia?{/p1}
{r1}¡Tampoco ha sido deliberado, desde luego! Es pura coincidencia, pura coincidencia, ja, ja. De algún modo todos los personajes literarios tienen un embrión en la realidad, generalmente son híbridos donde se mezclan varios modelos y al mismo tiempo mucho de fantasía, mucho de imaginación. En algunos casos me he referido también a personajes históricos que dejan de serlo cuando pasan a la literatura. Paúl Escobar, el primer amigo que Ricardo tiene en París, efectivamente fue un dirigente del MID, pero dentro del contexto de la novela se convierte en un personaje literario, y le añadí muchos episodios que no tienen nada que ver con su biografía real. Pero pensé que la experiencia del MID, que yo conocí muy de cerca, podía dar una idea muy gráfica del papel que jugó París en esos años.{/r1}
{p1}¿Sus Obras Completas van a incluir alguna otra sorpresa, algún inédito?{/p1}
{r1}No, no, inéditos no van a aparecer, son obras publicadas solamente. El proyecto original son diez volúmenes, pero espero seguir publicando todavía, ¡así que a lo mejor serán más de diez!{/r1}
{p1}Acaba de regresar de Estocolmo, donde hubo una reunión de especialistas en su obra. ¿Fue una visita pre-Nobel?{/p1}
{r1}No, no; absolutamente, no. Fue una conferencia sobre mi obra que organizó la Universidad de Lunds con el Instituto Cervantes, y me invitaron a que fuera. Era una cosa montada enteramente en torno de mis libros, donde iban muchos amigos, mucha gente que se ha ocupado de mis cosas, y me pareció de mal gusto desairar un homenaje así. Entonces fui, a sabiendas de que habría lecturas maliciosas respecto de lo que era mi viaje.{/r1}