Imagínense un hombre, cubano, firme defensor del régimen de Castro. Imagínense que tras una tortuosa travesía en barco es obligado por las circunstancias a convertirse en balsero. El destino le lleva a las costas de Florida, la meta para muchos de los exiliados de su país. Allí, como todos, se tiene que buscar la vida. Ahora imagínense que ese balsero es Fidel Castro.

{p}Este es el planteamiento de la primera película del director mexicano González Padilla, I Love Miami. Su protagonista, Juan Luis Galiardo, charla con los internautas a través de la radio de Periodista Digital. {/p}

{r}Galiardo explica que “I Love Miami, más que de Fidel Castro, habla de esa ciudad, de los supervivientes de ese exilio cubano. Dos millones de personas que conforman la “otra” Cuba”. {/r}

{p1}De los supervivientes, el veterano actor habla en varias ocasiones y los diferencia de los héroes, a los que considera (en su mayoría) producto de la sociedad consumo.{/p1}

{r1}“Los héroes son personajes creados por la sociedad de consumo. Son de mentira. El ser humano es ganador algunas veces pero es mucho más perdedor y casi siempre superviviente de ese hecho que es la vida. Un héroe es el ser humano que acepta que está condenado a saber y no entender". {/r1}

{p1}Pero la película quiere ir mucho más allá del argumento, a priori, surrealista. I Love Miami es una “utopía de reconciliar posturas”. Juan Luis recuerda una de las frases del guión que dice que{/p1}

{r1}“Comprender es perdonar, y al comprender, a veces, te das cuenta de que no hay nada que perdonar”. {/r1}

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