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«Usar al corresponsal como si fuera una agencia es una bonita forma de tirar el dinero»

, Lunes, 19 de noviembre 2007
{r}El corresponsal de El Mundo en Asia, David Jiménez, acaba de publicar Hijos del Monzón (Editorial Kailas), un libro que reúne sus experiencias de los últimos años a través de las impactantes historias de 10 niños a los que conoció durante sus viajes. Desde la sede de su corresponsalía en Bangkok, Jiménez habla para Periodista Digital sobre su estreno literario y el futuro del oficio de corresponsal. {/r}

{p}¿Qué le llevó a escribir Hijos del Monzón? {/p}
{r}La mayoría de las historias de los niños que protagonizan el libro me impactaron especialmente cuando las escribí. Pero la inmediatez del periódico diario no te permite contar el final, volver y saber qué ocurrió con gente de la que has escrito. Siempre hay otro conflicto que cubrir, otra revolución o terremoto. Quería saber qué había pasado con estos niños y los lugares donde les ha tocado vivir. Para mí no eran una simple exclusiva o un buen reportaje.{/r}
{p}¿Fue difícil dar el salto de escribir reportajes en el periódico a adentrarse en un libro?{/p}
{r}Todos los periodistas tenemos una lucha constante con el espacio. El redactor jefe te pide 700 palabras y tú crees que la historia merece 2.000. El libro acaba con ese problema y te deja contar todo lo que llevas dentro, ir más allá en tus sensaciones, profundizar en las historias que quieres contar. {/r}
{p}Grandes periódicos como The Boston Globe han cerrado sus corresponsalías y otros muchos están recortando plantilla en el extranjero. ¿Es el trabajo del corresponsal un oficio en vías de extinción?{/p}
{r}Al contrario. La irrupción de Internet obliga aún más a los periódicos a ofrecer una información que les diferencie. No podemos seguir contando lo que paso ayer, porque la gente tiene acceso a lo que está pasando ahora en su móvil. El problema surge cuando se utiliza al corresponsal para hacer el trabajo que hacen las agencias. Es una bonita forma de tirar el dinero. Un periódico debería decirle siempre al corresponsal: “Emplea tu tiempo y nuestro dinero en mandarme grandes reportajes que nadie haya hecho antes”. {/r}
{p}¿Cómo compararía a los corresponsales españoles con los de la prensa americana o británica? {/p}
{r}Algunos redactores jefes llaman a sus corresponsales pidiendo historias que han visto en el New York Times o la CNN. Y a veces el corresponsal tiene que decirles que esa historia se la envió hace dos años. Sigue habiendo un complejo con respecto a lo que se hace fuera.

Los corresponsales españoles son tan buenos como los extranjeros, pero a menudo están limitados por un modelo de información anticuado. No se puede hacer el periódico como si nada hubiera cambiado, Internet no existiera y el lector comprara su diario para enterarse de quién ganó ayer las elecciones en Albania.{/r}
{p}¿Tiene futuro la prensa escrita?{/p}
{r}Sólo con un gran cambio de mentalidad. ¿Cuándo fue la última vez que vio a un menor de 25 años comprar un diario? Sólo cuando hay una promoción que regala un CD de su cantante favorito. La gente joven se informa en Internet. El periódico sólo atraerá nuevos lectores y mantendrá a los viejos si ofrece información excepcionalmente bien escrita, exclusiva y de mayor profundidad que la televisión o Internet.{/r}
{p}¿Qué recomendaría a alguien que quisiera convertirse en corresponsal? {/p}
{r}No conozco a nadie que haya ido a un sitio interesante, haya escrito un buen reportaje y haya tenido problemas para venderlo. A veces me llegan a la oficina currículos de gente que quiere ser periodista y ha estudiado un master en algún sitio. ¿Por qué no irte a Pakistán y hacer un reportaje desde la frontera sobre la búsqueda de Bin Laden? ¿O plantarte en Delhi y ofrecer tus servicios a un periódico? La nuestra es una profesión donde existe una gran precariedad. ¿Paro? Paro no hay, porque nadie te impide irte a cubrir la próxima revolución. Si vas, no te faltará trabajo.{/r}