Unos gastos fijos imposibles de asumir ocasionaron la caída de Zero
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El pasado jueves se firmó un contrato con el que la ya extinta redacción de Zero no se quedaba sin trabajo. El empresario y ex actor porno Martin Mazza rescata a todos los componentes de la plantilla a excepción de su director Miguel Ángel López.
El nuevo propietario cambiará el nombre de la revista por el de Oh my God! El cambio de marca se produce por dos razones: si la compra se realiza sobre la empresa de Zero, la antigua cabecera arrastraría unas deudas considerables y, segundo, el proyecto nace como nueva marca en la que Mazza quiere plasmar su propio estilo.
Este domingo, RNE en un reportaje de Noemi Hernández para el programa «De ida y vuelta» dará más detalles en la primera entrevista que concedió a los pocos minutos de cerrar el acuerdo con los antiguos gestores de Zero.
Según el nuevo propietario lo que arruinó el proyecto de Zero fueron unos gastos fijos imposibles de asumir por la empresa, que presentó un concurso de acreedores. De hecho, Martín Mazza ha señalado que su batalla por la viabilidad de la revista empezará por recortar los gastos derivados de una sede fija para la redacción.
Hasta ahora el alquiler de una oficina en el centro de Madrid era, en gran parte, responsable de la delicada situación de Zero. En la parte editorial, Mazza (que asumirá también la función de director) enriquecerá la revista con colaboraciones internacionales de otras revistas con las que ya ha establecido contacto.
En noviembre salió a la venta el último número de Zero, revista emblemática de un público homosexual y por cuya portada han posado personalidades de la talla de Mariano Rajoy o José Luis Rodríguez Zapatero.
Oh my God! mantendrá la esencia de antaño pero incorporando un aire fresco.