Según las estadísticas de Google Analytics, Periodista Digital tiene 1.500.000 usuarios únicos al mes
Decir Periodista Digital, es decir Alfonso Rojo. Nadie como él conoce, comprende y entiende lo que supone informar continuamente desde un medio digital.
Periodista Digital no destaca por decir las verdades a medias. Tampoco por bailarle el agua a nadie. Por eso, a pesar de las críticas y enemigos que acarrea esta profesión, Periodista Digital se siente orgulloso del periplo de estos diez años.
Durante la celebración del X aniversario del periódico, (Así fue la gran noche de Periodista Digital) su director Alfonso Rojo destacó el arduo trabajo que supone dirigir periodística y empresarialmente un proyecto de estas características.
Debido a la tecnología, el periodismo está viviendo una transformación importante. La figura del periodista se ve contaminada por el intrusismo de aficionados. Por eso, para el director de Periodista Digital es importante que en la actualidad los reporteros desarrollen nuevas habilidades, «fundamentalmente tecnológicas».
Reproducimos el discurso integro de Alfonso Rojo en la celebración del X aniversario de Periodista Digital.
Cuando llegan malos tiempos, los veteranos más encallecidos de esta profesión suelen decir, para levantar el ánimo a colegas jóvenes y tiernos, que ser periodista es siempre mejor que trabajar.
Es una idea que comparto y quisiera añadir que no conozco otro oficio tan divertido y apasionante, se ejerza desde una radio, una televisión, un diario de papel o una redacción de Internet.
En cualquier caso, tiene sus sinsabores. Casi siempre vinculados a las cuentas de gastos, las nóminas, las facturas y otros detalles prosaicos, como descubrí cuando dejé la opulenta nómina del diario El Mundo y me inicié como pequeño empresario en el ámbito de los medios de comunicación.
Y a estas alturas, cuando Periodista Digital cumple su décimo aniversario y ya llevo yo cinco años como director, debo confesarles que tengo clarísimo que Dios no me llamó por el camino del empresariado. Por el del periodismo creo que sí, pero no por el de la empresa.
Y no por falta de ganas o de dedicación, porque he trabajado como un ‘chino’ para sacar esto adelante, como lo han hecho todos los que se parten el pecho para sacar adelante este proyecto.
Errores de gestión aparte y ha habido muchos durante estos diez años, aquí estamos: vivos, coleando, dispuestos a seguir dando guerra y en una posición que no esta nada mal.
Según las estadísticas de Google Analytics, Periodista Digital tiene 1.500.000 usuarios únicos al mes, lo que nos convierte en el es el tercer medio de comunicación puramente online de España. Es el tercero más leído si se excluyen las grandes cabeceras que tienen versión en papel.
Somos un equipo de 25 personas, en el que hay aproximadamente la misma cantidad de mujeres que de hombres y eso que Periodista Digital no contrata a los redactores con criterios paritarios, de cuota o sexistas.
En esto del periodismo, como en casi todo, el que vale vale, tenga trenzas o bigote, o bigote y trenzas que también los hay.
Tres de las personas de la plantilla llegaron a España como inmigrantes. Una de ellas, tendrá muy pronto nacionalidad española.
Contamos con un local precioso y muy moderno en la Avenida de Asturias de Madrid y sólo hacemos periodismo. No hay secretarias, mensajeros, recaderos, telefonistas o asistentes… Tampoco comidas de empresa, tarjetas de crédito corporativas o cestas de Navidad.
El periodismo es muy sensible a los avatares de la política y de la economía.
Y a los efectos devastadores de la crisis general se suma, en el caso del Periodismo, una crisis propia que tiene que ver tanto con el modelo de negocio como con la propia naturaleza del oficio.
Históricamente, el gran valor del periodista era su capacidad de obtener, crear y distribuir noticias. Tenía acceso privilegiado a las fuentes y controlaba los canales para hacer llegar a la gente las historias.
Los cambios tecnológicos han modificado el panorama, porque hoy día cualquier ciudadano puede acceder a las fuentes, seleccionar la información y transmitirla.
Para ser fotógrafo ‘profesional’ ya ni siquiera es necesaria una cámara de fotos, basta un teléfono móvil con 3G para captar imágenes y distribuirlas mundialmente en minutos.
Hasta el término ‘periodista’ ha perdido el sentido que tenía cuando había escasez de profesionales; lo que tiene consecuencias no sólo semánticas, sino legales, económicas y hasta políticas.
Se han acabado los guardabarreras de la información y los monopolios blindados.
No es irrelevante que los periodistas, a diferencia de médicos, arquitectos, ingenieros o abogados, no tengamos conocimientos únicos. Nos dedicamos a recoger, procesar y distribuir conocimientos ajenos. Por eso es tan importante ahora desarrollar nuevas habilidades, fundamentalmente tecnológicas.
Ni siquiera tenemos claro en estos momentos como va a evolucionar el modelo de negocio, cómo funcionará el mercado publicitario o si los diarios de papel podrán subsistir, pero no les voy a aburrir desgranando aquí mis sombrías reflexiones, pero les aseguro que el panorama está bastante oscuro.
Y dicho esto, llegamos a lo fundamental, a la esencia de este acto.
Aunque me ha costado disgustos y en una ocasión, tuvo que salir en carrera de un salón de actos provinciano sin poder concluir mi conferencia, siempre he defendido la tesis de que el mundo no sería mejor si lo gobernasen las mujeres. Tampoco peor.
De las tres décadas que estuve dando tumbos por el planeta como reportero, me quedaron muchas dudas y un puñado de certezas.
Entre las certezas, una de las más nítidas es que -físico aparte- no hay diferencias de fondo entre varones y féminas.
No al menos en lo que se refiere al valor, la piedad, la cordura, la ambición, la crueldad, la capacidad de sufrimiento o la sensatez.
Y enumero todo esto para subrayar que, nosotros, desde Periodista Digital, no homenajeamos a Esperanza Aguirre por su condición femenina.
La hemos elegido Personaje de la Década al margen de cuotas, cupos o porcentajes.
Es cierto que es la única mujer que ha ostentado la presidencia del Senado y la única que preside una comunidad autónoma de España. Pero ni siquiera eso ha sido determinante.
Tampoco ha influido y permítanme la broma que sea Condesa de Murillo, Grande de España y juegue magníficamente al golf y pasablemente al padel.
Lo que hemos premiado es su trayectoria, su forma de actuar, su determinación, el valor con que defiende sus posiciones y su talento. También por el impacto que ha tenido y tiene en la realidad española.
Esperanza Aguirre no es una profesional de la política, sino una profesional en la política y el matiz -la diferencia entre el DE y el EN- es relevante.
En Google, que se ha convertido en el la versión moderna del bálsamo de Fierabrás porque vale para todo, si pones el nombre de Esperanza Aguirre te salen la friolera de 650.000 resultados.
Sólo como noticia, hoy aparece 1.790 veces.
En algunos casos, -emisoras, diarios y grupos de comunicación que no voy a nombrar para no enconar más los ánimos pero que todo el mundo conoce-, recibiendo palos de espanto. En otros, la mayoría, con una luz enormemente positiva.
La peripecia de Periodista Digital -su existencia como medio de comunicación online- corre en paralelo con los diez años transcurridos desde que Esperanza Aguirre culminó su labor como Ministra de Educación hasta hoy.
Desde esa complicada atalaya que es una redacción periodística, aunque sea pequeña y modesta como la nuestra, pasar a mucha gente, pero a ningún político con tanto empuje, tanto brillo, tanto carácter y tan buen humor como Esperanza Aguirre.
Por eso la elegimos y la nombramos «Personaje de la Década»