Wikileaks ha conseguido que la gente puede acceder a este tipo de información como antes nunca lo había hecho
Con la mueca que caracteriza una victoria y el orgullo de pertenecer al grupo de los «elegidos» para informar cada día de los 250.000 documentos que Wikileaks ha filtrado sobre el Departamento de Estado de EEUU, el periodista de El País, Álvaro de Cózar, nos recibe para charlar sobre su experiencia por participar en un proyecto como este. Reconoce que Wikileaks es una «historia imposible de egos» y asegura que lo que ha pasado con Wikileaks es una «bomba» para el periodismo «que puede cambiar por completo lo que venga». A pesar de su juventud, tiene 33 años, Álvaro de Cózar tiene una amplia experiencia en información internacional, sección en la que trabaja en el diario del grupo Prisa.
- Como periodista, ¿cómo has vivido esta historia?
Lo he vivido con la excitación propia que puede vivir un periodista que sabe que tiene una noticia o exclusiva que no sabe nadie. El periodismo está para eso. Lo mejor del periodismo es publicar informaciones que la gente no sabe, que son secretas. Esto es lo más interesante…
- ¿Qué sensación te queda?
La sensación es buena, pero es cierto que en otros trabajos he sido yo el que he buscado la información, he seguido una pista o a una fuente y en este caso ha sido diferente. He formado parte de un engranaje, de un equipo al que le dan toda la información y eso es otro tipo de trabajo. Esta exclusiva es de Wikileaks que la filtra a cinco medios (El País, The Guardian, The New York Times, Le Monde y Der Spiegel). Es otro tipo de experiencia y sensación, la de trabajar con un equipo estupendo, con algunos de los mejores periodistas.
- ¿Qué criterios ha utilizado la dirección de El País para elegir a los periodistas que estáis trabajando en los documentos filtrados?
No sé exactamente en qué se han basado. Está claro que dominar el inglés es básico, pero imagino que habrá tenido que ver el conocimiento de cada uno de nosotros en temas concretos.
- ¿Cómo te enteras de que El País tiene los cables?
Todo empezó hace poco más de un mes, durante un fin de semana. La dirección de El País me llama por teléfono y me dicen que el lunes a las 16:00 horas tengo que estar en el periódico porque tengo una reunión pero me dicen que no diga nada a «nadie». No me decían el motivo de la llamada, simplemente hora y lugar. Insistieron mucho en que no se lo dijera a nadie, esto hacía que me preguntase ¿qué hago yo en toda esta historia? Como el periodismo está en un momento de reflexión, todos los que estábamos pensamos «bueno, será una reunión para ver hacía donde vamos como periódico o algún tema empresarial». Pero al llegar allí, me di cuenta que algo no cuadraba porque estaban todos los corresponsales que tenemos y había gente muy heterogénea. Estaba José María Irujo, Ángeles Espinosa, Pilar Bonet, entre otros. Somos unas 30 personas en esa reunión y es cuando Javier Moreno comunica qué es lo que tenemos.
- ¿Es cierto que estuvisteis aislados en un cuarto para evitar las filtraciones?
Nosotros no le pudimos decir a nadie lo que teníamos en nuestras manos, ni familia, ni amigos, incluso a los propios compañeros que veían como 30 personas había desaparecido de la redacción sin dar explicaciones. La información llega en DVD y los técnicos de El País crean un servidor único y especifico para ordenar toda la información que tenemos y que no sale de ahí. Sí que es cierto que estábamos en una sala diferente, aislados, donde trabajábamos todo el día pero teníamos nuestros móviles y unos ordenadores pequeños con acceso a Internet para consultar dudas, nombres y otras informaciones. La gente ha llamado a esa sala «La mina» o «El zulo» pero no era más que una sala situada en el sótano del edificio de El País donde se han impartido cursos de formación.
- ¿Cómo describirías el ambiente de ese sótano?
El ambiente ha sido muy distraído, aunque han sido muchas horas de trabajo. Desde las 9 de la mañana estábamos trabajando allí y terminábamos a las 10 de la noche. Parábamos para comer, pero muy poco tiempo. Cuando ves cómo le pica el gusanillo a un periodista todavía que lleva mucho tiempo trabajando en esto, pero que tiene uno de los documentos de Wikileaks en sus manos y dice «mira esto», «qué fuerte lo otro», es impresionante. Este tipo de cosas demuestran que al periodista cuando les das una cosa como esta disfrutan y está encantado. Hemos estados distraídos, nos hemos divertido pero siempre conscientes de la responsabilidad que teníamos.
- ¿Hasta que punto afectará la entrada de Liberty a vuestro trabajo en Wikileaks? No habéis pensado, «¿no nos podían haber llegado estos documentos antes?» o «¿porque no habrá entrado Liberty un poco más tarde?»
El tema periodístico estaba por encima de cualquier otra cosa, sin duda. Se tiene la mayor filtración de la historia, 250.000 documentos del Departamento de Estado Americano y en lo último que piensas es en un tema empresarial. Este asunto es un tema absolutamente periodístico que ha comandado Javier Moreno y su equipo.
- Pero Liberty tendría conocimiento de esto, ¿no?
Seguramente lo sabrían, pero no se han metido en este asunto para nada. Javier Moreno ha sido quien lo ha dirigido y ha estado pendiente de todo.
- De toda la información que tenéis, ¿qué es lo más sorprendente?
Es importante que se sepa que son 250.000 cables, pero cada cable puede ser más de un folio. Todo eso hay que leerselo, se publique o no. Lo más gordo, lo que nadie ha mirado todavía en ese momento, es toda la información sobre España que hay. Son 3.600 cables.
- ¿Hubo algún tipo de apoyo legal?
Lo desconozco. Yo me he limitado a hacer lo puramente periodístico que consiste en leer los cables, sacar información de ahí, analizarla…
- ¿Cuál es el mayor reto de hacer un trabajo así?
Mas que personal ha sido sobre todo un reto para la dirección que se ha encargado de organizar todo esto. Los han organizado y dividido en carpetas que más tarde han repartido a los periodistas. Al final, cada uno teníamos cerca de 300 carpetas. Empezabas a leer y a lo mejor de tu mismo tema otro de tus compañeros también tenía información. Aquí todo ha sido un trabajo de equipo y el reto ha sido coordinar eso. Hemos realizado un trabajo periodístico de equipo que es algo que en España no se hace. A mi es lo que me va a quedar para el futuro es eso, que he trabajado con José María Irujo, Ángeles Espinosa o Sol Gallego a mi lado.
- ¿Cuanto tiempo pasó desde que te dieron los primeros cables hasta que publicaste tu primera noticia?
Pasaron semanas, casi un mes. La dedicación fue exclusiva, nos olvidamos de todo lo demás. Esto ha sido un trabajo muy duro e importante para los que hemos estado con Wikileaks, pero es importante resaltar el trabajo que ha realizado el resto de los redactores de El País, que sin saber nada y viendo que la sección de Internacional estaba vacía, que 30 periodistas no estaban en sus puesto de trabajo habituales y que muchos de nosotros estábamos aislados, han sacado el periódico adelante. Ha sido un esfuerzo de la gente de Wikileaks y para el resto de la redacción
- ¿No os preguntaban qué hacíais el resto de compañeros?
No es que preguntasen pero sí que es verdad que en la redacción surgieron comentarios y rumores. Date cuenta que todos somos periodistas, que está preguntando todo el día que está haciendo el otro. Obviamente en la redacción surgió la pregunta de qué estaba sucediendo. Yo lo que he hecho ha sido aislarme por completo, no quería que la gente me preguntase y tener que mentir así que me encerré en el sótano.
- ¿Los documentos han salido de ese sótano en algún momento?
No, nunca, para nada.
- No quiero ponerte en un compromiso pero a la hora de escoger a los 30 periodistas que estáis dentro de Wikileaks, está claro que Javier Moreno ha escogido a los mejores.
No voy a valorar si soy buen periodista o no, pero sí que es cierto que pienso que los mejores periodistas han trabajado en Wikileaks y no me incluyo. Pero igual que pienso esto, considero que la redacción de El País está llena de periodistas que deberían haber estado. De todas formas, a todos los periodistas que han escogido para Wikileaks tenían alguna relación con los cables asignados. Muchos porque conocían el tema, habían escrito antes sobre el mismo asunto… lo que fuera.
- ¿En algún momento os visteis superados por este reto?
Desde el punto de vista periodístico el reto es interesante. Estar en una aventura así es interesantísimo ya que este hecho es de las primeras veces que ocurre. Pero desde el punto de vista profesional, no es el trabajo más difícil al que me he enfrentado. Es mucho más complicado pelear por tu propia historia que esto. Porque si sabes inglés, lo único que tienes que hacer es leer. Yo me he enfrentado a historias de Wikileaks que ya conocía porque las había sacado yo. Por ejemplo lo de Odissey, yo llevaba trabajando en eso desde 2007. O el caso Pfizer, que también he escrito mucho.
- ¿Qué tiene de bueno Wikileaks?
Cuantas veces un periodista dice «tengo una historia y sé que es cierta, pero no la puedo contar porque no tengo nada en lo que sostenerme y sé que me pueden desmentir». Bueno, pues ahora tiene el papel con el que sostienes esa información. Tienes unos documentos donde apoyar historias.
- ¿Cuál ha sido el punto entre El País y Wikileaks?
No sé que comunicación ha habido exactamente. Joseba Elola le entrevistó cuando él estaba en Londres en persona y más tarde por chat pero realmente no sé si ha habido más conversaciones y cómo han sido. Cuando todo esto salió, nosotros escribimos un par artículos «La verdad sobre el ‘Cablegate'» y 250.000 motivos para publicar en el que narramos como fueron los primeros contactos, las reuniones en Ginebra entre Julian Assange y parte de la dirección de El País antes de tener el material. Joseba Elola ha sido de los redactores que más contacto ha tenido con él.
- ¿Cómo se ha portado el resto de la prensa española?
En España sucede algo que no ocurre en otros países. Tiene el problema que no está acostumbrada a que si alguien saca una historia y es buena tienes el compromiso con tus lectores de publicarlo. Mi obligación como medio o periodista es contar esas historia y luego ampliarla. El reto es seguir informando y publicar información nueva que otros medios no tengan. Esto es un mal general de la prensa en España.
- ¿Qué te parecen las criticas de ciertos medios y políticos?
Están diciendo que hemos publicado cosas que ya se sabían y son ‘cotilleos’. Pero es que de estos ‘cotilleos’ se basa la política exterior de un país. No hay nada que sea una tontería y todo es importante porque son las labores de inteligencia de un país. No todo son cotilleos, hemos publicado temas muy sesudos, ahora eso ya es responsabilidad o interés de cada uno que lo quiera leer o no.
- ¿Hay temas que por seguridad habéis decidido no publicar?
No. Lo que sí que hemos hecho es de una información concreta no publicar el nombre completo de alguien porque en determinados países está informando a la embajada de Estados Unidos. En España no pasaría nada, pero en otros países supone ponerle una diana. Esto para mi sí que es importante. Está muy bien la transparencia pero siempre en manos de gente que lidie con la información. Por eso, si se cuelgan todos los cables en Internet, como está pidiendo mucha gente, hay personas a las que le puede pasar algo.
- ¿Las filtraciones de Wikileaks le podría pasar a otro país?
Sí, a cualquiera, mientras haya alguien que filtre cosas. La reacción de EE.UU. es un poco exagerada. Es verdad que se les ha filtrado una persona pero es que el sistema que ellos tienen demuestra que no es seguro. No funciona porque lo que no pueden hacer es que millones de personas puedan acceder a esta información que son cables y documentos confidenciales.
- ¿Qué conclusión sacas de todo esto?
Hace poco entrevisté a Daniel Ellsberg, el hombre que filtró los ‘Papeles del Pentágono’ a The New York Times en 1971. Esa entrevista —Wikileaks sirve al ciudadano— fue muy reveladora en dos cosas. Una es que él ya vivió esto y que hubo unos ataques a la libertad de prensa muy importantes que llegaron hasta el Tribunal Supremo y éste decidió que no se podía ir contra los periódico.
Por otro lado, hubo una reflexión que hizo muy importante. Le pregunté que con quién se identificaba él en el caso de Wikileaks y me dijo que, en cuanto a los ataques, se identificaba con Julian Assange, pero que en realidad su papel era el de Bradley Manning, el filtrador y Wikileaks era, en su caso, The New York Times. Entonces, mi pregunta es ¿que es The New York Times ahora? ¿Qué somos nosotros? De alguna forma, Wikileaks puede terminar siendo un medio de información en el sentido tradicional. Por eso, nosotros tenemos la obligación de conseguir la información por nuestros propios medios. Ellos han hecho una parte que es conseguir la información. Pero no han conseguido lo que hemos hecho nosotros, que es analizar esa información. Pero como esto siga así, puede que el día de mañana Wikileaks sea un medio de comunicación como lo somos nosotros. Aunque nosotros hayamos conseguido este tema con Wikileaks, nuestra obligación es conseguir esa información de primera mano. Esto no lo va a cambiar Wikileaks, pero lo que sí que ha hecho es que la gente puede acceder a este tipo de información como antes nunca lo había hecho.
- Entonces, ¿cambiará la forma de hacer y entender el periodismo?
Por supuesto que sí. Esto es un Big Bang de la información. Los periodistas y los medios tradicionales ya no serán los únicos en acceder a la información. Espero que, con esto, se consiga un mundo más transparente.
- ¿Hasta cuando tiene El País información para publicar de Wikileaks?
No sabría decirte… tenemos muchísima información y no sé cuando vamos a parar.