El diario de Prisa le encarga una pieza sobre la Ley Antitabaco y luego la rechaza por ser "incorrecta"

El País censura un artículo a Carlos Herrera por asegurar que el Gobierno «protege a la infancia sólo si ya ha salido del canal del parto»

"No soporto los moralismos sobrevenidos", afirma

Muy acorde con un gabinete que dice proteger a la infancia pero sólo si ha salido ya del canal del parto

El País censura a Carlos Herrera. El periódico de Prisa encargó al locutor un artículo de opinión con motivo de la Ley Antitabaco, pero su pieza no ha sido publicada.

Según apunta El Confidencial DigitalEl País censura a Carlos Herrera un artículo que le había encargado porque «no coincide con la línea editorial». La clave está en las dos últimas líneas–, Herrera escribió el escrito encargado por el periódico de Javier Moreno el sábado 8 de enero.

Tras pasar varios días sin recibir respuesta alguna, un responsable de la sección de Opinión contactó con el locutor de Onda Cero para anunciarle que su artículo no sería publicado debido a alguna «inexactitud».

ECD asegura que «hay un motivo de fondo para que El País censurara su tribuna: en las dos últimas líneas Carlos Herrera escribió la siguiente frase»:

«No soporto los moralismos sobrevenidos ni los integrimos irritados, y esta ley, en lugar de conciliar intereses, aviva no pocos demonios irascibles. Muy acorde con un gabinete que dice proteger a la infancia pero sólo si ha salido ya del canal del parto»

Éstas palabras no habrían gustado en el seno del diario de Prisa por estar alejadas de su línea editorial.

Por su interés, reproducimos a continuación el artículo íntegro que Carlos Herrera envió a El País:

Menos humos

Carlos Herrera

Aún soy incapaz de prever si la aplicación de Ley Antitabaco promulgada por el gobierno socialista español derivará en un recalentamiento del malestar producido por sus evidentes excesos, con protestas, insumisión y «revuelta» incluidos, o si, finalmente, será deglutida sin más problemas que algunos chispazos iniciales por la totalidad de la población. No fumar en los bares hará que los fumadores permanezcan menos tiempo en ellos, pero también que los no fumadores lo hagan de forma más satisfactoria.

No hacerlo en los restaurantes provocará que aquellos que gozan de un cigarrillo tras la comida dejen de pedir el café y la copa y se busquen la vida en el exterior. Mientras haya terrazas y el frío -o el calor- no sean extremos, los aspiradores de humo tendrán una salida, siempre que no acaben prohibiendo hacerlo también ahí, cosa que no habría que descartar. Quien les habla, ex fumador de cigarrillos y ocasional fumador de puros no tiene problema por ello: España no es Noruega y goza de un clima lo suficientemente benigno como para aliviarse en el exterior de un local.

Lo particularmente rechazable de su concepción proviene de aspectos concretos altamente absurdos: no poder fumar en las terrazas de bares que estén relativamente cerca de un puñado de toboganes -a los cuales no llegaría el humo ni con cañones de nieve artificial–  es una estupidez de corte neoyorquino, ciudad en la que a un amigo le llamaron la atención por fumarse un cigarrillo cerca de las puertas giratorias de un hotel; según el estólido conserje podría entrar alguna brizna de humo por el revoloteo de la puerta y alcanzar el interior del Hall.

Si a ello se suma la absurda invitación a la delación efectuada por la ministra de la cosa, se presume en el ambiente ese escenario tan del gusto del gobierno de nuestras carnes: el enfrentamiento de ciudadanos. Teóricamente, ni siquiera podría un sujeto fumarse un cigarro en su balcón si éste es un primer piso y está próximo a los dichosos «parques infantiles». Ya ven.

No soporto los moralismos sobrevenidos ni los integrismos irritados, y esta ley, en lugar de conciliar intereses, aviva no pocos demonios irascibles. Muy acorde con un gabinete que dice proteger a la infancia pero sólo si ha salido ya del canal del parto.

 

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Autor

Roberto Marbán Bermejo

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente cursa el grado de Ciencias Políticas por la UNED, fichó en 2010 por Periodista Digital.

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