No he hablado con César Cabo después de que se publicara la entrevista, pero debería estar contento.
Del estricto anonimato a sex symbol. La sugerente entrevista que César Cabo, portavoz de la Unión Sindical de los Controladores Aéreos (Usca), concede a Vanity Fair, muestra a un sindicalista aburrido de la torre de control que ya piensa seriamente en dar el salto a la televisión.
La directora de la revista, Lourdes Garzón, asegura a Periodista Digital que cree que «ha nacido una estrella». En el mismo número en el que aparece la entrevista a Cabo de febrero de 2011, en el apartado ‘Carta de la directora’, Garzón recomienda al controlador que si se decide por la carrera política, «no conviene comenzar el relato de un ‘conflicto obrero’ con la frase ‘venía de pasar unas vacaciones en Vietman».
Este titular, ‘Ave César’, es como de emperador, de celebrity, muy endiosado. Sin embargo, en la Carta del Director que antecede en la revista, esconde segundas intenciones. ¿Por qué se elige a este personaje? ¿Le han comentado si estuvo desenvuelto en la entrevista?
Lo elegimos con los criterios que elegimos casi todas las entrevistas de la revista: personajes que, por la actualidad, que tengan algo que decir, y sean interesantes para los lectores. Que por personalidad, por carácter, y el momento en el que estamos, puedan ser protagonistas de una entrevista en profundidad.
Desde hace seis meses hasta ahora, César Cabo se ha convertido en un personaje mediático, conocido en todas partes, con la dificilísima tarea de transmitir a la sociedad los por qués de un conflicto que ha afectado a cientos de miles de personas. Era una tarea muy complicada de la que, personalmente, creo que ha salido muy bien parado. Ha sabido desenvolverse muy bien en ella.
Ahora estaba viendo un titular que titulaba ‘Ha nacido una estrella’. Bueno, pues de alguna forma sí. Él mismo reconoce que le encantan los medios, que no le importaría participar en medios de comunicación o dedicarse a la televisión.
¿No les costó que posara? Parece que tiene mucho desparpajo en las fotos, parece un modelo…
Las fotos están ahí, es lo que se ve. Tenemos buenos fotógrafos y luego hay personajes que posan mejor que otros. Yo creo que César Cabo es una persona muy desenvuelta en ese sentido.
Viendo la carta que escribe en la revista, ¿le parece que tiene afán de protagonismo con eso de que no descarta presentarse a político?
¿Afán de protagonismo? Cuando eres el portavoz de un colectivo que está en mitad de un conflicto mediático y que afecta a muchísimas personas, tienes que tener una personalidad determinada, no puedes ser una persona tímida. Respecto a mi carta, la carta es un editorial, es opinión. La entrevista, es información, nos ajustamos a sus declaraciones.
¿Qué le parece que tengan más repercusión las palabras de Cabo que las del ministro de presidencia, Ramón Jáuregui [entrevistado en el mismo número de febrero de 2011 de Vanity Fair]?
Es normal. Lo que llega a más gente es lo que nos afecta como consumidores de manera más directa: [si va a haber] una huelga, si no va a haberla. Es alguien que está hablando de un conflicto muy serio que nos puede afectar a todos mañana cuando vayamos al aeropuerto.
En el número de enero de 2011, trajeron a Felipe González. ¿Cree que los personajes eligen Vanity Fair porque se sienten cómodos? ¿Ponen alguna cortapisa antes de venir o hacen alguna petición?
Lo que ofrecemos a los entrevistados es entrevistas en profundidad con todo el tiempo que nos quieran dedicar. Pueden explicar con amplitud, seria y rigor todo lo que quieren. Nuestro medio también es muy exigente. Les exigimos que tienen que contar cosas que no cuentan en otros medios, tienen que estar en tu revista y no estar a la vez en otra…
¿Y cuánto tiempo le dedicaron a César Cabo para hacer la entrevista?
En el caso de César fue solamente un día, pero era una entrevista muy extensa. Fue menos extenso de lo que es habitual, porque la sesión de fotos y la entrevista se hicieron el mismo día, pero estuvimos casi un día entero con él. Trabajamos con el texto final y, en casos que me parecen más complicados y me parecen que hay matices que contar, trabajamos con las transcripciones para ver cómo enfocamos.
¿Tuvo acceso Cabo al resultado final antes de la publicación o las fotos?
No, no.
En el caso de César Cabo, ¿está contento con la entrevista?
No he hablado con él después de que se publicara la entrevista. Debería estar contento. Es un espacio amplio en el que él cuenta de forma muy amplia y se recoge de forma muy detallada el punto de vista del colectivo al que representa.
La revista ya ha tenido alguna queja por las fotos, como fue el caso de Eugenia Silva con la portada junto a Nieves Álvarez y Andrés Velencoso [en la que sale desnuda]. ¿Qué hay detrás de este tipo de fotos?
Cuando te desnudas para una foto, lo lógico es pensar que no vas a salir vestida. De hecho, Eugenia Silva, que efectivamente no le gustó la portada, no nos llegó a demandar porque no había ninguna base. Ella no vio la foto final, pero sí se pactó por escrito con su agente que la foto iba a ser un desnudo. Está el compromiso inicial, como fue en el caso de Andrés Velencoso, porque es la portada de nuestro ‘número sexy’, que hacemos una vez al año, y vas a estar desnuda. A cambio te traemos a Norman Jean Roy, que es un fotógrafo que está haciendo las portadas de Vanity Fair América, junto a Annie Leibovitz. Para una modelo profesional que lleva 20 años en la profesión esas premisas son bastante claras.
En estos más de dos años del lanzamiento de la revista, ¿qué balance hace de la revista?
Estoy muy contenta. En dos años hemos conseguido estar en el mapa y tener una relevancia mayor de la que esperábamos.
Decía en 2008 [fecha de lanzamiento de la revista en España] que Vanity Fair era un producto que no había en España. Con la llegada de V Spain [en septiembre de 2009], ¿le parece que tienen un competidor en el mercado?
Son productos completamente distintos. Lo decía en 2008 y lo sigo pensando ahora. Creo que Vanity Fair tiene un hueco y unas peculiaridades que no tiene ningún otro producto editorial en el mercado. Probablemente no hay ninguna otra revista que esté utilizando el tipo de tratamiento gráfico que tenemos, los fotógrafos con los que trabajamos, la magnitud de las producciones, el tiempo que dedicamos a los personajes. Es periodismo de muy alta calidad que no tiene un competidor claro.
Empiezan con una apuesta muy fuerte con 300.000 ejemplares en el primer número. ¿Siguen manteniendo esa tirada?
La tirada del primer número fue de 200.000 ejemplares y fue de lanzamiento, [corrige]. Nuestra tirada ahora es de 100.000 ejemplares y tenemos 120.000 lectores mensuales con distribución en España y ocho países de Latinoamérica.
Sus fotos están hechas por fotógrafos de renombre, como Mario Testino. ¿A veces cuesta más convencer al fotógrafo que al entrevistado?
Al principio fue complicado porque son fotógrafos que, efectivamente, son estrellas. Estamos muy contentos de que cada vez más fotógrafos de esta talla se pongan en contacto con nosotros porque conocen la revista, porque su agente les ha hablado de ella o porque un compañero trabaja en la misma agencia y han visto su trabajo en Vanity Fair. No esperábamos que se acercaran a nosotros de esa manera. Lo que sí es verdad es que a veces cuesta ajustar la agenda del fotógrafo con la del personaje porque tienen calendarios imposibles.
Hace dos años también decía que sería capaz de traer a la revista a Belén Esteban [Garzón sonríe]. Dice que trae a personajes que tengan algo que decir y Belén Esteban siempre tiene algo que decir.
Pero lo dice demasiadas veces [risas]. Intentamos que los personajes que aparecen no estén sobreexpuestos, que el interés esté por lo que dicen y porque tienen algo nuevo que decir.
¿Qué le gustaría hacer en Vanity Fair que no se hace ahora mismo en la revista?
Hay portadas que todavía no he tenido y me gustaría llegar cada vez más a nuestro lector. Al final para el que trabajas es para tu lector, no para el personaje que aparece.
Todavía no se ha visto a ningún político en portada, excepto a los Príncipes de Asturias, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, y al Rey don Juan Carlos.
Es cierto. Tradicionalmente Vanity Fair tiene buenísimos temas políticos, me refiero a la revista americana, y en la portada una celebrity. No descarto tener a un político en portada. Tendría que ser alguien que esté dispuesto a posar con todo lo que implica una portada, que a veces es un día entero de sesión de fotos y diciendo algo suficientemente importante como para estar en portada.
En el caso de los Príncipes, hubo la polémica de si las fotos eran cedidas, si las habían hecho ustedes. ¿Ha quedado claro que la entrevista era de Vanity Fair?
Nadie duda de la calidad del reportaje y también te digo que la foto no era cedida, la foto era nuestra. Estuvimos meses trabajando en él.
¿Entonces a qué vino tanta polémica?
Es una portada que mucha gente hubiera querido tener.
¿Siguen manteniendo los 25 redactores de la plantilla del principio?
Sí. No ha habido recortes de plantilla. Tenemos muchos colaboradores fijos, sobre todo fuera de España, y muchos de los temas gordos que hacemos, los hacemos en la redacción.
¿No le parece curioso que, en el caso de las publicaciones en papel, se quiera vender el mismo producto con menos redactores? ¿Cómo se puede vender calidad con menos periodistas?
Son formas de organización. Es verdad que se tiende a que las redacciones sean más pequeñas porque son muy costosas las plantillas. Esta revista tiene mucho volumen de contenido, necesitamos una redacción potente.
¿Funcionan de manera independiente a Vanity Fair EE.UU.?
No somos una franquicia. Todo forma parte de la misma empresa que es Condé Nast. Puedo publicar los temas de Vanity Fair América que me interesen y otras cabeceras de Vanity Fair pueden publicar temas nuestros. Hay una especie de zona común.
Tienen ustedes la página web un poco descuidada…
Totalmente. De hecho estamos planeando un lanzamiento profesional en febrero. Llevamos 7 meses trabajando en ella y ya está parte de la redacción de la web integrada en nuestra redacción. Hay muchas cosas que pasan a lo largo del mes con nuestros contenidos que podríamos estar colgando en nuestra web.