Carlota llevó a clase una revista. La enseñaba a sus compañeras animada cuando la dirección la llamó. Lejos de estar asustada, acudió orgullosa al despacho. Se sorprendió cuando le prohibieron volverla a llevar. ¡Pero si salía su padre!
Mujeres exuberantes, sexo y motor llenan las páginas de la revista GQ. Tiene 16 años en España —la página web fue lanzada en 2003, GQ.com–, los seis últimos dirigidos por el irrepetible Javier Fernández de Angulo, con quien nos citamos en el Hard Rock Cafe de Madrid para hablar de la evolución del periodismo enfocado para hombres.
El extravagante director acompaña sus editoriales con una foto diferente cada mes. Con peluca, abrigo de piel y las piernas al aire emuló a Anna Wintour, la directora de la versión americana de Vogue. Se desnudó junto a la modelo Irina Shayk en un montaje para aliviar la polémica de su posado para la revista —La novia de Cristiano Ronaldo, ¿víctima del Photoshop o farsante?–. Imitó a John Lennon en la famosa foto junto a Yoko Ono de Annie Leibovitz. Se ha puesto orejas puntiagudas, pintura azul y taparrabos para hacer de personaje de ‘Avatar’.
[Mis hijos] siempre me dicen un poco asustados: «Oye papá, ¿cuál es la carta editorial de este mes?» «Bueno, ésta que no la vea mamá». Pero también se divierten. A veces me dicen: «Papá, esta vez te has pasado», como una vez que me desnudé y me disfracé de Avatar. Una vez le quitaron a la niña la revista en el colegio. «¿Y esta revista?» Y la pobre: «No, es que es de mi padre».
Javier Fernández de Angulo fue subdirector de Vogue España, también durante 6 años, –lo sustituyó Olga Ruiz en 2005, actual directora de la revista Telva— antes de emprender su andadura en GQ.
EL GPS DEL HOMBRE
GQ se desligó de la etiqueta «masculina» para acuñar la de «estilo de vida». Los contenidos destinados a los hombres en este tipo de revistas ha evolucionado. A las mujeres exuberantes, el sexo y motor se unieron la tecnología, la moda y la cosmética, que abrieron una brecha en la identidad masculina.
¿Se ha superado la crisis de identidad masculina que suponía el ponerse una crema por la mañana?
Sí, hemos pasado por varias fases. Nosotros hemos sido pioneros. Hace 16 años en GQ nos aventuramos en el mundo de la cosmética. Al principio lo miraban como algo que pertenecía al mundo gay y que a nadie más le interesaba. Y después se pasó al boom del metrosexual y todo el mundo se maquillaba. Ana García-Siñeríz me decía: «Yo odio que mi chico tenga un neceser más grande que el mío». Llegamos a esa situación. Yo creo que ahora se ha normalizado todo. El hombre ha descubierto que hay que cuidarse: que depilarse, ponerse un antiarrugas, un antiojeras o una crema favorece lo que más nos gusta, que es seducir.
¿Y tú qué te pones por las mañanas?
Yo me quito cosas por las mañanas [bromea]. Yo me afeito como Dios manda. Me pongo acondicionador y alguna crema hidrante por la noche. Me he hecho tratamientos de luz pulsada para la piel, antiarrugas…
El perfil del lector es un hombre entre 30 y 40 años, con estudios superiores y de post-grado (50%). Un 89% trabaja –sobre todo en puestos directivos (37%)–, tiene casa propia (67%), está casado (48%) y no tiene hijos (69%).
«IDOLATRAMOS A LA MUJER»
El más sibarita encuentra su espacio en el universo GQ por 3 euros. La revista celebró en 2010 la ‘XII edición de los Premios GQ de Cosmética Masculina’ y tiene una sección llamada ‘Nos jugamos la piel’, en la que un redactor se somete a un tratamiento de estética, sea un ‘lifting’ o un blanqueamiento dental, y cuenta la aventura. Fernández de Angulo afirma que la mujer busca calidad-precio y el hombre paga lo que haga falta si un producto le gusta.
¿Cómo entiende GQ a la mujer?
GQ es la revista de los hombres que aman a las mujeres. Buscamos una mujer con un poco de contenido, una Scarlett Johansson, una Monica Bellucci. Personajes con mucha fuerza. Queremos un máximo respeto a la mujer. Nos gusta seducirla. Nunca se acusará a una revista masculina de fomentar la anorexia. Sin embargo son mucho más duras las revistas femeninas con la mujer. Sólo el que odia a la mujer puede sacar a esta mujer desfilando, puede poner este corsé… La caricaturizan mucho más. Nosotros la idolatramos. Nos gusta la mujer con curvas, más natural, no las ‘fashion victims’.
¿Qué te parece que hombres como Andreij Pejic desfilen en las pasarelas sustituyendo a las mujeres?
Yo estuve viéndolo en directo desfilando en Milán. Es parte de este mundo bipolar y bisexual que vivimos en el que se mezclan la moda, los perfumes. Forma parte de la vida (…) [Pero] las mujeres muy femeninas, muy ‘sexy’, con muchas curvas, dominan los desfiles y las campañas de publicidad.
UN SECTOR EN CRISIS
Esta publicación mensual de Condé Nast tiene una tirada de 75.270 ejemplares y una difusión de 32.717, según los datos de OJD de noviembre de 2010. En enero del mismo año imprimía 75.570 ejemplares y contaba con una difusión de 30.116. La impresión corre a cargo de Rotedic.
Te hemos visto hacer de mago para vender el número de marzo de 2011. ¿Qué trucos está haciendo GQ para superar la crisis?
El mundo de las revistas está en peligro. Pero afortunadamente GQ es una revista con un contenido bastante fuerte. Nos salva la calidad. Hacer suplementos, hacer contenidos número uno. El quiosco está sufriendo porque el hombre va menos al quiosco. Todas las revistas ‘sexy’, con contenido erótico, han perdido mucho terreno. Playboy prácticamente ha desaparecido. FHM ha bajado muchísimos sus ventas, [también] DT. Hemos dado un giro a la revista con mucho contenido periodístico, con entrevistas a Iñaki Gabilondo o conseguir exclusivas de investigación. Y a parte intentar ser líderes en moda y cosmética.
GQ es la mayor firma masculina del mundo, y hablo de todo: de coches, de motos. Eso ayuda a las señas de identidad del hombre, que está perdido en su papel de padre de hermano, de hijo, de marido, de amante. GQ es el GPS del hombre moderno, siempre con el sello de la calidad y el deseo de divertir. Frente a las revistas de moda que son monotemáticas u otro tipo de publicaciones más comprometidas con otros intereses, Condé Nast es un grupo independiente.
Gabilondo reafirma que con 68 años empieza su vida profesional en la entrevista de GQ de marzo de 2011. Si tú fueras uno de los trabajadores de CNN+, ¿no te daría rabia esa entrevista?
Yo haría una lectura de contexto. A mi me dió rabia cómo se cerró CNN+ y no hubo manifestaciones apenas. En tiempos de Franco cerraban El Alcázar y la gente se manifestaba porque se cerraba un periódico. Hay una especie de indolecia, de falta de interés por los demás que es preocupante. Hay que acordarse del 11M y lo importante que fue CNN, y desaparece sin pena ni gloria y sustituído por Gran Hermano. Yo creo que [Iñaki Gabilondo] se quiere inyectar optimismo porque va a empezar una nueva carrera, porque son nuevos retos. Cuando se acaba una cabecera, hay que reinventarse.
Los periodistas se han identificado tanto con las guerras de los medios que parece imposible que un periodista de El Mundo vaya a pelear por un periodista de CNN, o un periodista de El País por un periodista de El Mundo, porque nos hemos hecho compartimentos estancos. Los medios trabajan para otros intereses. Muchos periódicos hay que leerlos con manual de instrucciones. Los periodistas han perdido solidaridad corporativa.
El propio Fernández de Angulo entrevistó al director del periódico El Mundo, Pedrojota Ramírez —Pedro J. Ramírez, el periodista que tumba gobiernos–.
¿Si Pedrojota perdiera el poder como Gabilondo, se lo tomaría igual de bien?
Cuesta pensar que Pedrojota se jubile porque lleva el periodismo en la sangre. Pero sí es una reflexión que nos vale para todos, que de repente las cosas se acaban y más vale tener la gloria que tener el poder.