El mundillo 'indie' mantiene la falacia de que los artistas son ángeles sin cuenta corriente
En la revista Marie Claire, entrevistan a la cantante Lourdes Hernández, alias Russian Red. A la pregunta de ¿izquierdas o derechas?, responde:
«Si me tengo que decantar, derechas».
Respuesta sacrílega. Revisando páginas de Internet, la fiereza de las reacciones de la supuestamente dialogante y permisiva izquierda española pone los pelos de punta:
«Facha», «rancia», «chaquetera», «tiparraca» y cosas mucho peores, alguna de juzgado de guardia.
Pero eso no es nada, porque ya sabemos todos que la Red es incontrolale y alberga también a facineros reclacitrantes.
Donde hay que echarse la mano a la cabeza y quizá tambien a la cartera, es al bucear en el diario ‘El País’, biblia contidiana de la progresía española, sustento ideológico del zapaterismo que nos gobierna, baluarte del candidato Alfredo Pérez Rubalcaba y sosten histórico del PSOE.
Russian Red es una cantautora de indie y folk, conocida por muchos como la Feist española, en referencia a la cantante canadiense. Compone e interpreta todas sus canciones en inglés «por instinto», ya que, según ella cuenta, siempre ha escuchado música en inglés.
El diario del Grupo Prisa, tras ver sus declaraciones en Marie Claire, hace una encuesta entre -«Tocar con la derecha«- varios artistas españoles sobre la respuesta de la cantante. En otras palabras: les pide que opinen sobre una artista que confiesa decantarse por la derecha.
Enrique Bumbury, Andrés Calamaro o Nacho Vegas son algunos de los interrogados por El País por esta cuestión.
El más desencajado ha sido Nacho Vegas:
«Hoy en día, cuando las políticas neoliberales han dejado en la calle a familiares y amigos míos y han recortado derechos fundamentales a la mayoría de la gente, que además está saliendo en masa a la calle, no puedo evitar pensar que cualquiera que se declare de derechas ha de ser un cretino o un cabrón. O un potentado. Como en principio no tengo a Lourdes por ninguna de estas tres cosas, quiero pensar que no sabía muy bien de lo que hablaba».
Para rematar la faena, Nacho Vegas -cantautor gijonés que oscila entre la música folk y el rock y actua en solitario o con el grupo Las Esferas Invisibles-, pone en cuestión hasta la profesionalidad de Russian Red:
«En realidad no me extraña tanto que Lourdes sea de derechas porque creo que su intención es solo hacer canciones bonitas».
«Si a mi me apoyara Intereconomía me hundiría la moral. El populismo de derechas se ve que ha calado en gente de todo tipo. Pero no conozco a gente que sea de derechas y no se atreva a confesarlo. Ahora la derecha está orgullosa de serlo, así están las cosas».
Mucho más templado, Andrés Calamaro dice que «un artista que se declare conservador es la persona más normal del mundo pero podría ser fustigado por una «izquierda a cuerda» que es más aparente que otra cosa».
La propia Russian Red ha sido interrogada por la reacción que suscitado su declaración:
«He recibido mucha agresividad y poco respeto desde que hice está escuetísima declaración, y la conclusión que saco de todo esto es que existe una totalitarización de la opinión pública que poco se acerca a los ideales de una sociedad progresista».
En defensa de Russian Red rompe una lanza y en su periódico de toda la vida –«Sin pecado»-, Diego A. Manrique, crítico musical de El País:
«Lourdes es coherente con esa querencia revelada tan bruscamente por Marie Claire. Vale: me resulta más tolerable que la superchería de tantas figuras –indies o mainstream– que pueden ir de revolucionarias pero desarrollan una praxis musical netamente conservadora. Prefiero los gestos quijotescos, sea declararse simpatizante del PP en una profesión supuestamente izquierdista o comprometerse con un partido diminuto».
La propia Russian Red, interrogada también el El País sobre el embrollo posterior a su declaración, lo tiene claro:
«La conclusión que saco de todo esto es que existe una totalitarización de la opinión pública que poco se acerca a los ideales de una sociedad progresista».
LA INOCENTE ENCUESTA DE EL PAÍS:
Ideología y canciones
Del underground al rock masivo, el credo político está más presente hoy en el panorama musical español de lo que muchos puedan pensar. Abordamos a seis músicos de diferentes generaciones para que reflexionen en voz alta sobre el valor de la ética y la estética del compromiso social en su profesión.
- Nacho Canut / «No conozco a casi nadie que se defina como de izquierdas o de derechas, son términos que nunca me han interesado especialmente. Hay artistas que hacen letras políticas muy buenas, como los Specials, Paul Weller o, aquí en España, Lluís Llach. Yo no me considero capaz de hacerlo ni me lo pide el cuerpo. A lo más que he llegado es a componer sobre la libertad individual (A quién le importa) o sobre un vago sentimiento contra la religión organizada (El cielo esta vacío)».
- Andrés Calamaro / «Mi generación cultivó cierto hedonismo ético, que se encontraba más volcado a la izquierda europea de Felipe González, un marxismo burgués con cierta conciencia. Mi raigambre ideológica tiene forma de libertades individuales, de defensa de un modo de vida, de análisis. Y también puede presentarse, ya en un marco artístico, como disparate político. Pero tengo suficiente letra para enmarcar una ética personal y funcional en cuanto a manejarme o dejarme manejar».
- Bunbury / «Tampoco me importa mucho si Nena Daconte o La Quinta Estación votan a CiU o a UPyD. Mientras nos peleamos por si queremos Rajoy o Rubalcaba, nos meten goles por la escuadra. En un sistema bipartidista escoges los mismos perros con distintos collares. Existen problemas más importantes que las rencillas a las que quieren que juguemos los verdaderos intereses planetarios. Ante el Fondo Monetario Internacional todos somos iguales, o sea, la nada».
- David Rodríguez / «Los medios de comunicación son muy sectarios y hacen criba de los artistas con contenidos políticos. Salvo Extremoduro, no me viene a la cabeza ningún otro grupo politizado que tenga cancha en prensa, radio y televisión. Pienso, por ejemplo, en La Polla Records, que tenían mogollón de fans y muy escasa cobertura. Ahora que lo pienso, Extremoduro han calado más por sus canciones de amor que por su mensaje sociopolítico, ¿no?».
- Rodrigo Caamaño / «Los grupos 100% politizados me aburren, pero también me parece triste que la política pase a segundo plano. El pop siempre ha servido un poco de caballo de Troya para transmitir ideas sin caer en el sermón, a la vez que cantas y bailas. Además, todo el componente de liberación que trae consigo el pop y la música de baile es de por sí una manifestación política. Ahora a casi nadie del negocio le interesa eso, buscan el target universal, supongo».
- Manolo Martínez / «Yo estoy afiliado a un partido comunista y, desde luego, intento que lo que hago como artista no traicione mis convicciones políticas. También soy consciente de que hay gente, cuyo juicio respeto, que dice que todo arte es político. Supongo que esa gente diría que, en virtud de la casi total ausencia de política en mis letras, estoy haciendo música complaciente con el statu quo y, en esa medida, de derechas. Es algo que me preocupa y que no tengo del todo resuelto».